El fotógrafo José Manuel Bielsa expone hasta el próximo 13 de mayo «La mirada dividida», una muestra de un centenar de imágenes, la mayoría tomadas en los últimos cuatro años. Bielsa había realizado varias exposiciones anteriormente pero la individual que se ha inaugurado recientemente en Donostia es la más importante en los últimos 30 años de su trayectoria.

La muestra abarca las tres plantas de la sala que la Kutxa tiene en el Boulevard de la capital guipuzcoana, y cada una de ellas muestra un grupo de imágenes con distinta temática. Se pueden ver escaparates antiguos e interiores rehabilitados de tiendas de Barcelona, la pasarela del puerto de Donostia, un barco encallado en la costa de Bizkaia, paisajes naturales y una serie de instantáneas del antiguo mercado de San Martín.

Estas últimas, en blanco y negro, se exhiben en la planta inferior. En ellas aparecen los puestos, con el género, y la actividad cotidiana de los vendedores atendiendo a sus clientes. «Explican la vida del desaparecido mercado. Son imágenes más documentales que el resto, más del género del reportaje», apuntó. Bielsa ha completado la serie con imágenes del mercado de La Boquería de Barcelona. «Como ha desaparecido el de San Martín, en La Boquería sacamos las frutas y las verduras para dar un toque de color y frescura al documento», matizó.

Las del mercado son, además, las únicas fotografías que realzan la presencia humana, porque el resto busca precisamente el efecto opuesto. La intención global de Bielsa en «Una mirada dividida» ha sido retratar vacíos, sin personas, escenarios que generalmente están repletos de gente. «Las instantáneas quieren transmitir sensación de tranquilidad en lugares normalmente ocupados por el humano», explicó.

Quietud y antigüedad

Para conseguir captar estos sitios sin presencia humana, el fotógrafo requiere paciencia y un poco de visión. «En los momentos en los que la gente desaparece rápido, es cuando el fotógrafo tiene que intervenir porque ahí está el verdadero espectáculo de luz». El caso de la pasarela marítima es muy claro. «Está tomada en una tarde de domingo de verano. Vino una galerna y la gente huyó a refugiarse», aclaró. «Siempre he visto las buenas fotografías cuando la gente se va», sentenció.

Además de quietud, las imágenes logran evocar una antigüedad mucho mayor de la real. «Aunque estamos viendo un escaparate del año 1600, la fotografía se ha tomado en los últimos cuatro años», dijo el artista. Asimismo, las de San Martín parecen fotografías de hace 50 años cuando son mucho más recientes.

En la planta baja de la sala Kutxa, Bielsa ha dedicado un pequeño espacio a unas imágenes que se salen del tema general de la exposición pero a las que tiene mucho aprecio. Están, por ejemplo, los retratos a Oteiza y a Agirresarobe. «No es una exposición de retratos, porque hay muy pocos, pero quería mostrarlos». También ha incluido en este txoko un desnudo y una fotografía de Tabacalera «muy especial» para el fotógrafo, porque le dieron el Premio Lux 2006 en categoría de Arquitectura e Interiorismo.

Por otra parte, Bielsa destacó una enorme composición de escaparates ubicada en la primera planta. Está formada por una decena de fotografías de escaparates de tiendas. Todas están realizadas en calles distintas y en momentos diferentes, pero comparten la misma luz, lo que da al conjunto un efecto de continuidad.

Bielsa (Donostia, 1955) estudió en el Institut de Estudis Fotográfics de Catalunya, se inició en la publicidad y la prensa gráfica en Barcelona y desde 1977 tiene un estudio en Donostia.