La Universidad Pública de Nafarroa tendrá que esperar hasta el 4 de mayo para conocer la identidad de su próximo mandatario. Ninguno de los tres candidatos obtuvo el 50% de los votos que resultaba preceptivo para hacerse con el cargo en la primera vuelta, de modo que habrá una segunda a la que sólo accederán los más votados: Julio Lafuente y Antonio Purroy.

Tras el escrutinio y la correspondiente ponderación de los votos emitidos (los de los estudiantes suponían sólo el 20% del total frente a los de los profesores funcionarios doctores, que tienen en sus manos el 54% pese a ser poco más del 3% del censo), Lafuente obtuvo el 38% del voto, y Purroy se quedó muy cerca, ya que sumó un 36%.

El único cuya papeleta no entrará en juego el día 4 será Juan Manuel Cabasés, que se quedó a una decena de puntos, en una cota del 25% que no es despreciable pero que sí le aparta definitivamente de la carrera.

En total, tenían derecho a voto 9.229 personas, de las que 7.907 eran alumnos. En este ámbito sí se impuso Purroy, con 382 votos, seguido de Cabasés, con 322, y de Lafuente, con 309. Unicamente acudieron a las urnas 1.242 alumnos, un 15,71%.

La convocatoria tuvo mucho más éxito en otros sectores. En el de Profesorado Funcionario Doctor fueron a depositar su papeleta 296 de los 327 convocados: el ganador fue Purroy, con 113 votos, delante de Lafuente con 108 y de Cabasés con 62.

En el grupo de Profesorado Funcionarios no Doctores y Contratados, con un censo de 562 personas, fueron a votar 248 y la mayoría lo hizo por Lafuente (100), mientras que 88 optaron por Cabasés y 85 por Purroy.

En el sector de Personal de Administración y Servicios (cuyo peso supone el 8% del total de voto) ganó holgadamente Lafuente (156 sufragios) a Purroy (62) y Cabasés (33).

Dos programas

La campaña electoral ha estado marcada por mensajes genéricos y dirigidos preferentemente al ámbito interno, y más en concreto al del profesorado, que es quien tiene la llave de la elección del rector gracias al sistema ponderado de voto.

Ambos candidatos coinciden en la afirmación de que «lo más importante son las personas». Julio Pedro Lafuente explica que «creo que a las personas nos definen nuestros principios y actitudes, porque creo que el respeto y la equidad en el trato deben regir las relaciones humanas». Antonio Purroy declara que su principal preocupación se centra en las personas: «en dignificar su trabajo, la promoción y la mejora de las condiciones laborales y la resolución de sus problemas en igualdad».

Otro punto en el que coinciden es que «la Universidad debe comprometerse con la sociedad». Purroy señala que «debe ser un espacio de búsqueda de cooperación con el entorno social», y asegura que le ilusiona «una Universidad socialmente responsable y comprometida, flexible, dinámica y segura de sí misma». Lafuente sentencia que la institución «se debe a la sociedad» y que debe «adaptarse a los cambios sociales, atendiendo a su entorno inmediato». Incide en fortalecer vínculos con el sector empresarial. Asímismo, muestra su «respeto y lealtad a las instituciones del poder: al Parlamento y al Gobierno», pero matiza la importancia de la «autonomía universitaria». En cuanto al estudiantado, Lafuente se muestra partidario de crear un Consejo que facilite su participación. Purroy propone para el mismo fin «crear un buzón electrónico del estudiante».

Muestran su compromiso con la innovación obligada por las reformas de L.O.U y E.E.E.S. y con la internacionalización de los estudiantes. Para el profesorado, Lafuente propone la jubilación anticipada y Purroy la voluntaria. En cuanto al euskara, este último promete la creación de una cátedra que estudie la lengua y la cultura autóctona.