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Marije Fullaondo, Pernando Barrena Integrantes de la Mesa Nacional de Batasuna

¿Por qué dicen no a una autonomía con derecho a decidir para los cuatro territorios?

Con unas negociaciones bloqueadas, con la actitud represiva del Gobierno a todo gas y con el posterior atentado de ETA en Barajas, el proceso entra en una situación delicada que exige el compromiso de quienes apuestan por un proceso real de soluciones

Han pasado ya muchos meses y se han dado muchos acontecimientos desde que en marzo del año pasado la organización ETA declarara un alto al fuego permanente. Más de un año durante el cual se está librando una gran batalla entre dos grandes bloques políticos. Es difícil, por no decir imposible, entender todo lo que ha ocurrido y está ocurriendo en Euskal Herria durante estos últimos meses si no se comprende que, detrás de todo ello, se da una lucha incesante por la caracterización del proceso o, dicho de otro modo, por definir su objetivo final.

El Gobierno español, con la colaboración estelar y necesaria del PNV, ha pretendido, desde el primer minuto de este partido, negar el carácter político del conflicto y, por tanto, de su resolu- ción; primero retrasando el debate, posteriormente pretendiendo un acuerdo por debajo de los mínimos democráticos, que de ningún modo daba solución a la territorialidad y al derecho a decidir. Y, últimamente, niegan incluso la posibilidad del proceso, niegan la posibilidad de un acuerdo político y rechazan la propuesta presentada por la izquierda abertzale. ¿Para qué? Para intentar llevar a cabo un proceso de humillación de la iz- quierda abertzale, elevado, públicamente, a proceso de pacificación. Simple y llanamente, para evitar el debate político y dar al proceso un carácter meramente técnico. Lejos de sumarse a un ejercicio responsable de distensión, su actitud ha sido la continua agresión a la izquierda abertzale mediante los mecanismos judiciales y represivos pactados con la derecha española.

Mientras tanto, desde la izquierda abertzale y, sin negar que probablemente habremos cometido errores, hemos buscado, de forma permanente, el inicio del diálogo político mediante un acuerdo base que propiciara el inicio de las negociaciones y la puesta en marcha de las mesas políticas. Lo intentamos, sin éxito, antes del verano pasado; conseguimos empezar a hablar en otoño e incluso llegamos a avanzar en ciertos aspectos, pero en el momento en el que intentamos cerrar la puertas a un nuevo fraude, intentamos concretar el objetivo final del proceso político, intentamos hincar el diente a los dos nudos gordianos del conflicto, el PSOE se cerró en banda y el PNV, obviamente, se sumó a esa postura, tal y como lo ha hecho siempre, históricamente.

Con unas negociaciones bloqueadas, con la actitud represiva y judicial del Gobierno a todo gas y con el posterior atentado de ETA en Barajas, el proceso entra en una situación francamente delicada que exige el compromiso serio y responsable de quienes apuestan por un proceso real de soluciones.

Sin embargo, un balance sincero de lo ocurrido pone en evidencia lo que cada cual está haciendo para aprovechar la oportu- nidad real e histórica que, por encima de acontecimientos más o menos coyunturales, está sobre la mesa para dar una solución definitiva al conflicto político y armado que padece nuestro pueblo desde hace demasiados años.

El Gobierno no hace otra cosa que negar el proceso y poner la pelota en tejado ajeno; mientras, el Estado de desecho no hace otra cosa que llevar a vía muerta las posibilidades de un proceso político, el PNV homenajea unas víctimas y ocasiona otras a manos de la Ertzaintza en Bilbo, mientras hace un discurso agorero y habla de que a lo mejor ha llegado el tiempo de olvidarse de Batasuna y del proceso. El resto de fuerzas políticas le hace el coro, sin perder de vista el trocito de tarta electoral que quieren comerse a costa de la Ley de Partidos. ¡¿Cómo?! ¡Ah, claro! Es que estamos de elecciones.

Sin embargo, la izquierda abertzale ha presentado una propuesta para un acuerdo político, que parte de la realidad actual para cambiarla, que plantea un proceso de paz basado en el diálogo y la negociación y ha planteado un escenario y acuerdo final que pasa por la consecución de una autonomía para cuatro territorios con derecho a decidir y con un estatus propio para Nafarroa. Una propuesta que se plantea como punto de encuentro entre las diferentes sensibilidades del país, que abre las puertas a la democracia y a la posibilidad de dar cauce a todos los proyectos políticos por vías exclusivamente políticas.

Además, la izquierda abertzale ha presentado, para su registro, las siglas ASB. Cumplimentando, para ello, una ley de partidos a todas luces antidemocrática y, por si fuera poco, más de 83.000 personas han avalado, mediante sus firmas, las candidaturas de la izquierda abertzale exigiendo, al mismo tiempo, un proceso y unas elecciones democráticas.

¿Y cuál es la respuesta del PSOE y del PNV? La respuesta que se nos ha dado es un NO rotundo al debate y al acuerdo político. Un no, recurriendo a discursos ya obsoletos y obviando, en suma, la propuesta presentada por la izquierda abertzale. Eso sí, sin atreverse a decir que no a nuestra propuesta públicamente, sin querer debatir sobre la misma y sin entrar a valorar sus contenidos. ¿Cómo se puede decir no a una solución definitiva del conflicto político y armado que puede pasar por la consecución de una autonomía para cuatro territorios con derecho a decidir? No se atreven a hacerlo públicamente porque son conscientes de su validez y de su innegable aceptación social, y nos muestran así su inmadurez democrática y su falta de voluntad para dar cauce a la territorialidad y al derecho a decidir de los hombres y mujeres de este pueblo. No quieren debate político, ni un proceso de soluciones políticas porque no quieren superar el conflicto político. Esta es la constante que han mantenido, desde un principio, para evitar el debate e intentar hacer de este proceso un mero proceso técnico de desarme unilateral.

Por eso nos dicen que no, por eso conforman el frente del no y por eso ponen trabas a la izquierda abertzale en las elecciones. Lo hacen porque aún persiguen un proceso sin contenidos políticos válidos para superar el conflicto, porque su objetivo prioritario es seguir engordando sus negocios, sus bolsillos y sus intereses partidistas. Están cometiendo una gran irresponsabilidad política que nuestros hijos e hijas no se merecen y que debemos evitar.

La izquierda abertzale se niega, por tanto, a aceptar esa situación. La izquierda abertzale no va a dejar pasar esta oportunidad. La izquierda abertzale va seguir en el empeño y en el compromiso de sacar a adelante un proceso, un acuerdo y una solución política. Y, para ello, debemos convertir el próximo reto electoral en una gran marea social a favor del proceso, a favor de unas elecciones democráticas, a favor de nuestra propuesta y del acuerdo político. Tenemos que llevar a todos y cada unos de los rincones de este pueblo la propuesta de una autonomía para cuatro territorios con derecho a decidir, porque es real, porque es práctica, porque es posible y porque supone la solución definitiva. Decenas de miles de personas han avalado ya este camino; decenas de miles más tienen que reforzarlo para hacer cambiar de posición al frente del no, para que este país diga definitivamente sí al acuerdo y sí a la solución política; sí a la articulación de los territorios vascos y su derecho a decidir.

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