Ante esta jornada histórica, la Federación Sindical Mundial (FSM), en la que se integra LAB, y la Confederación Sindical Internacional (CSI), que acoge a ELA, CCOO y UGT, piden a los trabajadores que «reivindiquen y luchen» por trabajo y salarios decentes en el mundo.

La FSM trasmite «un saludo internacionalista a la clase trabajadora del mundo» y, a la vez, apoya a los pueblos del mundo «que luchan por su supervivencia, por su derecho a construir un presente y futuro dignos, a los que batallan por liberarse de las fuerzas de ocupación y de la explotación capitalista».

Esta organización recuerda que el actual momento se caracteriza por «la agresividad imperialista; la globalización capitalista; y la restricción de la democracia y de las libertades sindicales y laborales». La FSM explica que en Irak, Afganistán, Palestina, Líbano, Colombia, Kosovo, Somalia, Sri Lanka y en otros lugares, «los trabajadores y sus familias están perdiendo sus vidas debido a intervenciones planeadas y organizadas por Estados Unidos, la OTAN y sus aliados». En cambio, a otros países como Cuba, Irán, Siria, Corea del Norte, Venezuela y Sudán, entre otros, «se les amenaza por no ser obedientes y alineados con los deseos de George Bush, Tony Blair y sus aliados».

Pobreza, paro y explotación

«La política de las fuerzas imperialista genera muchas víctimas, así como desempleo, pobreza, explotación e inmigración», explica la FSM. Incide en este caso en que la Universidad Une-Wider, de Helsinki, ha presentado los resultados de una investigación en la que se indica que «el 2% de los habitantes del mundo poseen el 60% de su riqueza. En este siglo hay personas que tienen un sueldo mensual de entre 25 y 30 euros, sin apoyo sindical ni derechos humanos básicos. La deuda del mundo en vías de desarrollo ha alcanzado ya los 140 billones de dólares y según la ONU existen 180 millones de inmigrantes económicos y 17 millones de refugiados», según denuncia esa organización.

La FSM constata que la situación de los trabajadores de Estados Unidos «es muy negativa». «En 2006, los ingresos del 1% de la población ha aumentado, en un sólo año, a un millón de dólares, mientras, al mismo tiempo, el ingreso del 90% de la población ha descendido a menos de 270 dólares. En el resto de continentes «los monopolios multinacionales recuerdan los peores momentos del colonialismo. Nunca antes en la historia de la humanidad tanta riqueza se acumuló en las manos de tan pocos». Pero la FSM denuncia que «las restricciones a la democracia y a las libertades sindicales son las principales aspiraciones de la UE y de los Estados Unidos. Bajo el pretexto de combatir el terrorismo, restringen las libertades individuales de los ciudadanos, refuerzan el fenómeno de la xenofobia y el racismo y aterrorizan a los inmigrantes económicos».

La FSM reclama derechos laborales, libertad sindical, un mundo sin explotación, progreso y solidaridad a nivel mundial, donde se «pueda exigir trabajo decente para todos: trabajo estable, cobertura de la seguridad social, salarios decentes y respeto a los derechos de los trabajadores». La CSI también reconoce la necesidad de que «toda persona tiene el derecho de tener un trabajo y una vida decentes».