«Orson Welles utilizaba la cámara como un artista pinta sobre su lienzo»
Stefan Dröbler, director del Filmmuseum Manchen y experto en restauración fílmica, es un gran conocedor de la obra de Orson Wells. Estos días ha presentado en la Filmateca del Museo de Bellas Artes de Bilbo una selección de obras inacabadas del autor de «Ciudadano Kane».
Karolina ALMAGIA | BILBO
La Filmoteca de Munich recibió a mediados de los noventa el legado de Orson Welles (1915-1985) de manos de la actriz, guionista y directora Oja Kodar, su última esposa. Al frente de la catalogación y recuperación de estos trabajos ha estado Stefan Dröbler, quien estos días ha presentado en el Bellas Artes las películas menos conocidas del director de «Ciudadano Kane», dentro del ciclo que la Filmoteca le está dedicando.
«El cine de Orson Welles no está limitado a lo que la gente conoce; tiene muchísimas otras películas sin acabar», explica este experto, quien asegura que es «muy difícil» cuantificar estos títulos. «El filmaba siempre, en cualquier momento en el que tenía una idea. Era una manera muy intuitiva de rodar. A veces escribía un guión y luego lo cambiaba durante el rodaje, o después en el montaje, de tal forma que el proyecto final no se parecía en nada a la idea inicial. Tenemos una gran cantidad de cortos y de trozos de películas que nos es muy difícil saber a qué largometraje pertenecen. En la película `Fraude', por ejemplo, se ve claramente que hay muchos trozos que iban a ser para otros proyectos».
¿Era caótico, entonces, Orson Welles? «Oja Kodar lo negaría -dice Dröbler-. Ella siempre dice que Orson tenía una mente que parecía un ordenador, que sabía exactamente qué corto había rodado hace veinte años. Eso parece ser cierto; tiene una película rodada en Londres en el año 68 donde interpreta el papel del propietario de un castillo. Cuatro años más tarde, regresó a Londres y grabó otras tomas en las que se interrogaba al propietario del castillo. Y las preguntas, incluso las miradas, tienen continuidad, encajan a la perfección. Y se sabe que no había guión, todo lo tenía en su cabeza». Porque Orson Welles «sabía lo que quería conseguir, tenía unas ideas muy claras y precisas. Controlaba incluso el trabajo del director de fotografía, que se limitaba a apretar el botón».
A Stefan Dröbler no le gusta hablar de «genialidad», pero describe a Orson Welles como una persona «muy flexible, siempre con ideas nuevas, dispuesto a adoptar cualquier influencia externa. Cuando comparamos sus películas, nos damos cuenta de que tienen estilos completamente diferentes, desde el rodaje al montaje. El único nexo en común es la personalidad de Welles que impregna toda su filmografía». Y es que el director de «Moby Dick» (1956) era algo más que un experimentador. «Siempre intentaba llegar al límite, y a veces también se pasaba. Por eso se topó con tantos problemas, con tantas polémicas: el suyo no era el estilo que se usaba en Hollywood».
Libertad
Stefan Dröbler vio «Fraude» (F for Fake, 1973), el documental en el que Welles desmonta las mentiras del mercado del arte, cuando apenas tenía 14 años. «Nunca antes había visto algo igual, rodado con tanta libertad. Me pareció sobrecogedor. Cuando después vi `Ciudadano Kane', me llevé una desilusión. Me gusta, sobre todo, su última etapa, cuando ya tuvo total libertad para hacer lo que quería. Son películas muy personales, mucho más que el trabajo que hizo para los grandes estudios. Welles era muy creativo con muy poco presupuesto».
El director de la Filmoteca de Munich asegura que Orson Wells «siempre dijo que quería utilizar la cámara como un artista que pinta sobre un lienzo. Había algunos temas que le interesaban especialmente: por ejemplo, el tema de la amistad, o todo lo relacionado con dar a conocer a Shakespeare. Para Welles, siempre fue importante conseguir un público amplio y poder comunicar con ese público de la mejor manera posible».
Y, desde luego, lo consiguió. «Es uno de las pocas personalidades del siglo XX que tuvo éxito en todos los medios: en el teatro, en la radio, en la televisión y en el cine». Animal audiovisual donde los haya, antes de morir Orson Welles experimentó también con el vídeo. «En sus últimos años no enviaba cartas, enviaba vídeos en los que él salía hablando sobre lo que quería contar».
En los encuentros con el público de la Filmoteca del Bellas Artes, Dröbler ha mostrado algunos trabajos de televisión que son muy poco conocidos. «Desde el principio, a Welles le gustó el medio. Era un excelente contador de cuentos y en televisión mezclaba imágenes con voz en off con apariciones de sí mismo como narrador. Eran verdaderas películas experimentales. No se ha hecho nada igual». Para este medio, Welles hizo también la serie documental «Around the world», en la que dedicaba un capítulo al pueblo vasco. «Hizo dos versiones diferentes, una para el mercado americano y otra para el europeo. Fue una serie sobre grandes ciudades en la que, curiosamente, incluyó al País Vasco».
«Para Welles siempre fue importante conseguir un público lo más amplio posible y la televisión le gustó desde el principio»
«Al comparar sus películas, nos damos cuenta de que tienen estilos diferentes, desde el rodaje al montaje. El único nexo es la personalidad que impregna toda su filmografía»