CRíTICA clásica
Un recital para el recuerdo
Mikel CHAMIZO
Pues sí, el cambio físico que Jennifer Larmore ha dado en tan solo unos meses ha sido espectacular -si no se ha quitado de encima treinta kilos no se ha quitado ninguno-, pero también es cierto que los fans donostiarras de la cantante pudimos encontrar su voz en un estado excelente, con un centro más solido si cabe y un control de la respiración sencillamente soberbio. Se volvió a repetir el eterno debate en torno a ella: ¿es una mezzo auténtica o una soprano que oscurece deliberadamente su voz? Aunque yo me inclino por esta segunda opción, lo cierto es que Larmore ha hecho de cantar ligeramente engolado un verdadero arte, porque logra un timbre de voz realmente seductor sin sacrificar ni dicción ni coloratura, algo que dejó bien claro en arias de endiablada dificultad como ``Venti turbini'' o ``Hence, Iris, Hence Away'', abordada por Spinosi a una tempo bastante superior a la que suele cantarla habitualmente Larmore, quien, sin embargo, logró colocar cada nota en su sito a una velocidad de auténtica metralleta. Sin embargo, la lección de canto más impactante de la velada fue probablemente el ``Cara sposa'' de la ópera Rinaldo, un aria lenta, trágica, que Larmore resolvió con un control del fiato y una cantidad de recursos expresivos fascinante. Hay que mencionar también los recursos expresivos y teatrales de los que hizo gala.
El problema vino por parte de la orquesta, correcta pero nada notable, y una dirección que pareció preocuparse más por el propio lucimiento que por facilitar el trabajo a Larmore.
Intérpretes: Jennifer Larmore (mezzosoprano). Ensemble Matheus.
Dirección: Jean-Christophe Spinosi.
Lugar y fecha: Auditorio Kursaal, Donostia. 28.04.07.