El debate de mañana será el punto álgido de la campaña de las presidenciales francesas
No va más. Después de una larga campaña, Nicolas Sarkozy y Ségolène Royal pondrán todas las cartas sobre la mesa en el debate televisado que tendrá lugar mañana. Se trata de la última oportunidad de la candidata del PS para tratar de recortar la ventaja del postulante de la UMP.
GARA |
El favorito Nicolas Sarkozy (derecha) frente a una Ségolène Royal (socialdemócrata) que aún cree en sus posibilidades. Los dos finalistas de las elecciones presidenciales francesas afrontarán mañana un duelo televisivo que marcará el punto álgido de la campaña a tan sólo cuatro días del veredicto final por parte de los electores.
Retransmitida en directo a partir de las 20.30 por las grandes cadenas de televisión, este debate supone para Royal su última oportunidad para invertir la tendencia, ya que todos los sondeos le dan como perdedora en la segunda vuelta frente a Sarkozy, que lograría entre el 52% y el 53% de los votos.
Se prevé que más de 20 millones de personas vean el debate. El objetivo principal de los dos candidatos será atraerse a los 6,8 millones de electores que votaron al centrista François Bayrou en la primera vuelta y que se antojan decisivos a la hora de inclinar la balanza hacia un lado o hacia el otro.
Sarkozy tratará de mantener su ventaja en un choque frontal en el que, según explicó, quedarán en evidencia «dos modelos de sociedad». El candidato de la UMP ha manifestado que espera con impaciencia el debate «después de ver a Royal y a Bayrou suplantar el debate de la segunda vuelta» en el cara a cara televisado que mantuvieron el pasado sábado.
Sarkozy ha declarado que está dispuesto a debatir con Royal «con respeto, pero con firmeza» y rechazó la idea, que consideró «bastante machista», de que «no se pueda debatir con una mujer de la misma manera que se hace con un hombre».
Royal, primera mujer que participa en la segunda vuelta, predijo «una confrontación dura» y señaló que espera que Sarkozy «no juegue su papel de víctima».
«Hay que aceptar la necesidad de dar cuentas de su acción política sin denunciar constantemente la agresión», añadió la candidata del PS.
Mientras Sarkozy aboga por «la ruptura» para pasar página de los doce años de la Presidencia de Jacques Chirac, Royal busca asociar a su adversario de la derecha con la política que se ha llevado a cabo estos últimos años, muy criticada por la mayoría de los franceses, ya que ha ocupado altos cargos en el Gobierno.
Sarkozy ha centrado su campaña en la recuperación del «valor del trabajo», del orden y de la autoridad y ha insistido en la necesidad de combatir la inmigración clandestina. Esta posición le ha permitido captar una parte del electorado de extrema derecha y de superar ampliamente a su contrincante en la primera vuelta (un 31,18% frente a un 25,87%).
Royal, que desea modernizar el Estado francés «con dulzura», ha insistido en el carácter social de sus propuestas y ha destacado sus «puntos de convergencia» con los centristas, por ejemplo, en materia de reforma de las instituciones. Sin embargo, no ha logrado el apoyo directo de Bayrou, que se opone a la «visión estatista» de la economía de la candidata del PS.
Cuestión de imagen
Más allá de los programas, que ya han sido suficientemente expuestos durante una campaña que ha sido seguida con interés por la mayoría de los franceses, cada uno de los candidatos jugará mañana, sobre todo, la baza de la imagen.
Así, Royal tendrá que hacer frente a las acusaciones de «incompetente», alimentadas por sus «meteduras de pata» en política exterior. Sarkozy, considerado un brillante orador, deberá, por su parte, tratar de dar argumentos a aquellos que le critican por su «brutalidad» o su «arrogancia».
«El reto de Sarkozy es el de ganar sin apabullar, el de dominar sin inquietar. Ségoléne Royal, en cambio, tendrá que demostrar que es tan buena como su oponente, que le hace frente en todas las situaciones que se planteen», destaca el politólogo Dominique Reynié.
Cerca de 44,5 millones de electores están llamados a las urnas el próximo domingo.
El principal reto del candidato de la UMP en el debate televisivo de mañana es «el de ganar sin apabullar, el de dominar sin inquietar a quienes le escuchan», según señaló el politólogo Dominique Reynié.
Dominique Reynié destacó que la candidata del PS tendrá que demostrar que está a la altura de Sarkozy, «que le hace frente en todas las situaciones que se planteen» para superar las acusaciones de incompetencia.