Cinco empates y dos derrotas, bagaje en Iruñea
La peor segunda vuelta casera de la historia rojilla
Pese al buen juego desarrollado en los últimos encuentros, Osasuna no ha podido ganar en El Sadar, en Liga, desde el pasado mes de enero
Natxo MATXIN | IRUÑEA
Osasuna lleva camino de firmar la peor segunda vuelta liguera como local de su historia. Desde que el pasado 14 de enero golearan al Betis, los rojillos no han podido volver a celebrar una victoria con su afición.
La sequía ya alcanza los siete partidos consecutivos. Cinco empates y dos derrotas han permitido a Barcelona, Celta, Espanyol, Valencia, Sevilla, Recre y Zaragoza llevarse algún punto. Nunca hasta ahora la escuadra navarra había estado tantas jornadas sin ganar en casa en toda una segunda vuelta.
De hecho, si contabilizamos las segundas partes ligueras disputadas en propio campo de la historia más reciente en Primera de Osasuna -años ochenta, mitad de los noventa y la última etapa del presente siglo-, la temporada que más se asemeja a la actual es la 2003/04. Entonces, los rojilos sólo obtuvieron una victoria -ante el Villarreal- de los nueve encuentros que disputaron en campo propio. El resto, cuatro empates y otras tantas derrotas.
En descargo de los hombres de Ziganda hay que decir que, en buena parte de esos siete partidos, Osasuna ha practicado un nivel de juego que no ha tenido la merecida recompensa. Sólo detalles de ultimísima hora han evitado que los navarros sumaran dos victorias en esta fase liguera frente a rivales de entidad -Valencia y Zaragoza-. Además, se ha tuteado a dos serios candidatos al título de Liga, Barcelona y Sevilla, ante los que se cosecharon sendos empates.
Los únicos borrones, así, a esa notable línea, han sido los dos encuentros ante Espanyol y Celta -los rojillos estuvieron más centrados en la eliminatoria europea contra el Girondins- y la segunda parte ante el Recre.
De todos modos, esta trayectoria no parece tener nada que ver con la llegada de Cuco Ziganda al banquillo. Se trata de una dinámica que viene manifestándose en las últimas temporadas que Osasuna lleva participando en la máxima categoría.
El factor campo influye menos
Desde que retornara a Primera en la campaña 2000/01, no llega a uno de cada tres los partidos caseros de la segunda vuelta ganados. Los equipos que están en la elite del fútbol estatal cada vez se dejan influenciar menos por un ambiente hostil, de ahí que el factor cancha haya dejado de tener la importancia de anteriores décadas.
Lejos quedan aquellos tiempos en los que El Sadar era un feudo imbatible, corroborado por temporadas como la 81/82 en la que los navarros no perdieron ningún encuentro casero durante su segunda vuelta.
Por eso también los navarros son ahora un conjunto que se maneja bastante mejor lejos de su estadio. De hecho, de los once puntos que hasta ahora han sumado los rojillos en esta segunda vuelta, más de la mitad -seis- han sido propiciados por sendas victorias a domicilio, ante Nástic y Athletic.
La mala racha en casa no ha sido, en todos los casos, fruto del mal juego. Han sido algunos errores de última hora los que han impedido cosechar sendas victorias ante Valencia y Zaragoza.
Los problemas de Osasuna como local en la segunda vuelta han sido habituales en los últimos tiempos. Desde su último ascenso, no llega a uno de cada tres los partidos caseros de la segunda vuelta ganados.
Curiosamente, los resultados que no llegan en la Liga son el pan de cada eliminatoria en la Copa de la UEFA. Cada vez que se ha disputado un partido europeo, El Sadar se ha transformado en un fortín. De los siete encuentros que se han jugado en el estadio iruindarra en esta competición, únicamente en dos de ellos los rojillos han cedido sendos empates.
Ambos precisamente al comienzo del torneo continental, cuando todavía la escuadra navarra no le había cogido el tranquillo. Sólo Trabzonspor y Heerenven consiguieron firmar, en ambos casos, el 0-0.
El resto de choques -Odense, Girondins, Rangers, Leverkusen y Sevilla- se han saldado con las correspondientes victorias, en algunos casos bastante cómodas.
Hay que tener en cuenta, además, que hasta las semifinales Osasuna ha dispuesto de la posibilidad de disputar el segundo encuentro en casa lo que, unido a los buenos resultados que ha ido obteniendo en sus primeros envites, ha facilitado culminar ese trabajo en El Sadar. De la seguridad defensiva europea da cuenta el hecho de que Osasuna sólo ha encajado un gol -del Odense- en su estadio.
N.M.
Por primera vez en mucho tiempo, Osasuna amaneció ayer con el parte médico en blanco. Una noticia propicia para levantar el ánimo de una plantilla que intentaba olvidar el tropiezo de la víspera para centrarse en la visita al Sevilla. Un choque para el que José Angel Ziganda sólo contará con la baja del sancionado Roberto Soldado.Lo cierto es que, pese a que la cita del jueves aúna ilusión y trascendencia, a los navarros les costaba olvidar el empate ante el Zaragoza. Sobre todo a Ricardo, que reconocía que el tanto del empate le había producido «rabia y todos sus sinónimos. Era una victoria muy importante, porque nos aseguraba casi la permanencia. Ese gol nos dio mucha rabia», insistió. Pese al disgusto, el guardameta intentaba tomarse con humor los goles que encaja Osasuna últimamente en la recta final de los partidos. «Son los ajos de la portería, que están ya caducados. Lo que ocurre es que hasta que no pita el árbitro hay que seguir», aseguró.
Lo que tenía claro Ricardo es que para la hora de la cena, el disgusto iba a dejar paso a la ilusión por el choque ante el Sevilla. No le importa el ambiente hostil -de hecho, lo considera «mejor, porque tener al público en contra te hace venirte arriba»-, pero sí que Osasuna juegue «con máxima concentración y haciendo lo que sabemos hacer. Saldremos a buscar la portería contraria y, cuando toque defender, hacerlo con uñas y dientes. En definitiva, jugar los noventa minutos al máximo nivel».
Buena muestra de la importancia del choque es que Ziganda haya dispuesto que el entrenamiento de hoy se realice, de forma excepcional, a puerta cerrada.
GARA