«Millones de emigrantes de zonas más pobres han sido absorbidos por las nuevas megaciudades de la India, Brasil, México y otros países, cuyo tamaño empequeñece antiguas referencias como Nueva York o París. Construidas sin orden ni concierto, asediadas por los problemas sociales, estas nuevas megaciudades tienen muchos infelices puntos en común», narraba el conocido fotógrafo Sebastiao Salgado: «A veces, no sabía dónde estaba: ¿En El Cairo, en Yakarta, en Ciudad de México? En todas partes existen esas mismas islas de riqueza en medio de la pobreza, como los espacios verdes de Manila, que son clubes de golf privados en lugar de parques públicos».

Con 13 millones de habitantes, es la ciudad más poblada de la India, pero los expertos creen que Mumbai será en 2020 la más habitada del mundo. La brasileña Sao Paulo, sobrevolada a diario por más de un millar de helicópteros privados, aglutina la misma población que un país como Grecia. Hace sólo un siglo, la mayoría de la población mundial vivía en zonas rurales. Sin embargo, en algún momento del año que viene, la cifra de seres humanos que convivirá entre grandes edificios superará la mitad de los actuales 6.300 millones de habitantes.

En 1990 sólo Londres superaba el millón de residentes. El siglo XXI será el Siglo Urbano. Para el año 2015 el número de megaciudades con más de ocho millones de habitantes se estima que ascenderá a 26. Dos datos que aportaba la ONU el año pasado: para 2030, Asia concentrará la mitad de la población urbana mundial y vivirá más gente en las ciudades africanas que en el conjunto de Europa.

Según la ONU, el fenómeno urbano de este siglo serán las megaciudades, densamente pobladas con más de 10 millones de habitantes. Como centros comerciales, informativos e industriales serán investidos con tales poderes que en muchos casos actuarán como ciudades-estados independientes de la mediación nacional y regional.

Actualmente, estas megaciudades acogen al 10% de la población urbana del mundo y su crecimiento ha sido más pequeño que el de otras más modestas. Sin embargo, el ritmo de crecimiento de estas urbes en los países en vías de desarrollo se está acelerando extraordinariamente. Por encima de la megaciudad está la metaciudad, conurbación de crecimiento descontrolado de más de 20 millones de habitantes. Para 2020 habrán alcanzado ese estatus Mumbai, Delhi, México, Sao Paulo, Nueva York, Dhaka, Yakarta y Lagos.

En el transcurso de un día normal, seis millones de pasajeros viajan en tren en la ciudad india de Mumbai, y cuatro millones y medio de personas lo hacen en el metro de Nueva York. En la mayoría de aeropuertos del mundo tiene que haber dos minutos de tiempo entre las partidas de los aviones; en el londinense de Heathrow esa diferencia se ha reducido a 45 segundos. Construidas en el siglo XIX, las cloacas de París tienen una extensión equivalente a la distancia entre la propia capital francesa y Estambul. En la brasileña Sao Paulo, sus diez millones de habitantes generan cada día 14.000 toneladas de basura.

«La ciudad ha reventado»

Son sólo algunos ejemplos numéricos sobre lo que encierran estas ciudades del siglo XXI. En setiembre del año pasado se celebró en la célebre Venecia su X Bienal de Arquitectura. Allí, se habló de estas nuevas megalópolis que, se dijo, «devoran al ser humano».

Bogotá, El Cairo, Caracas, Londres, Los Angeles, México DF, Mumbai, Tokio,... fueron algunas de esas magnas urbes sometidas a análisis. Para mediados de este siglo, apuntaron los expertos, el 75% de la población mundial vivirá en macrociudades sujetas a infinidad de problemas y carencias. Los 100.000 muertos anuales en Sao Paulo por causas violentas son una consecuencia extrema. Pero como afirma el catedrático catalán de Urbanismo de la Politécnica de Barcelona, Antonio Font, «la ciudad ha reventado».

Ejemplo de ello es Beijing, que el año próximo albergará los Juegos Olímpicos. Hace ahora tres años hizo público un ambicioso plan para frenar su actual caos urbanístico, que pasa por limitar a 20 millones (actualmente, en 15) el número de pekineses para 2020 y crear hasta once ciudades satélites. El prestigioso arquitecto catalán Ricardo Boffil es uno de los encargados de diseñar una de estas nuevas urbes que acoja a unos 700.000 habitantes. Otro ejemplo de hacia dónde avanza el gigante chino, con aún el 60% de su población en zonas rurales, es Shangai. Cada año se edifican allí 20 millones de metros cuadrados (cuenta con 7.000 rascacielos) y para 2010 espera haber ampliado sus líneas de metro hasta los 400 kilómetros frente a los 82 actuales.

Los barrios marginales crecen

La organización Worldwatch Institute acaba de presentar su informe ``La situación del mundo 2007'', centrado en el papel futuro de las grandes ciudades en sus distintos aspectos. El principal problema es que en un futuro no lejano, más de 1.100 millones de esas personas urbanas lo harán en las barrilladas de Perú, las favelas de Brasil o las calampas de Chile y que hoy crecen al abrigo de los restos que genera la insaciable sociedad de consumo urbanita.

El suizo Jean Ziegler, relator de la ONU para el Derecho a la Alimentación, escribía en su libro ``Los nuevos amos del mundo'' (Destino, 2002): «Muchas de estas aglomeraciones inmensas del Tercer Mundo son ya hoy en día verdaderos estercoleros». En el barrio Mbare de Harare (Zimbabwe), según la ONU, 1.300 personas comparten una letrina comunitaria con seis pozos sobre los que acuclillarse.

En Asia o África esa población urbana se duplicará en los próximos años. Y el problema es que la mitad de los que viven en ciudades de estos dos continentes no dispone de agua ni saneamiento en cantidad ni calidad. «Es preciso que los políticos hagan frente a la `urbanización de la pobreza', aumentando las inversiones en educación, sanidad e infraestructuras», como reclama Molly O´Meara, directora del informe ``Situación en el mundo 2007''.

Los barrios marginales, advierte la ONU, amenazan con convertirse en el tipo predominante de viviendas en el siglo XXI si no se toman medidas, especialmente en África Subsahariana y Asia Meridional, aunque han retrocedido en otras zonas como África de Norte o Asia Suroriental. En Calcuta, medio millón de personas viven y duermen en la calle y más o menos la mitad de la población de Yakarta obtiene el agua de vendedores ambulantes a un precio que llega a ser trece veces el del agua corriente.

Y frente a este panorama, la ONU denuncia que «los ricos han creado una arquitectura del miedo, refugiándose en enclaves residenciales fortificados y comunidades enrejadas».