Si el bronco alcalde de Bilbao, Iñaki Azkuna, tropezó en la resbaladiza pasarela del arquitecto Calatrava, su concejal de Obras y Servicios, el encopetado José Luis Sabas, ha recibido un gancho a la mandíbula en plena pasarela de la A-8, a la altura de Basurto. Del 10 en la lona le salvó la toalla lanzada por el ingeniero y subordinado Tito Aceves. Y si en el 2005 una chulería de este edil, la carrera de las Word Series, costó la bella plaza de la villa a Darío Regoyos y a los bilbaínos miles de euros de pérdida y toneladas de rubor y ruido, hoy su incompetencia y fallo ha causado miles de horas pérdidas, de retraso y mala leche, a esa larga caravana de kilómetros de abandono, saldando el desaguisado con la cabeza escabechada de su subdirector de Infraestructuras y Mante- nimiento. José Luis Sabas es un peligro en el Ayuntamiento.