CALENTANDO BANQUILLO
Paladear los años más gloriosos
Imanol INTZIARTE
Lo malo de las competiciones eliminatorias es que todos los equipos, salvo el campeón, se despiden del torneo con el amargo sabor de la frustración. Es lo que le ha ocurrido a Osasuna. Porque siempre se quiere llegar un poco más lejos. El «sueño» era llegar a la final. Pero si se hubiera eliminado al Sevilla, el «sueño» sería levantar el trofeo. Es lógico. Para eso se compite.
Sirva esta introducción para reflexionar, con la distancia que dan los días transcurridos, sobre la trayectoria rojilla de las últimas temporadas. Una final copera, un cuarto puesto liguero, una previa de la Champions League, una semifinal de la Copa de la UEFA...
No faltará quien diga, igual con razón, que es una lástima no haber aprovechado alguna de estas oportunidades para lo que se suele denominar «hacer Historia» consiguiendo algún título.
Pero cuando lleguen las vacas flacas -que llegarán, porque es algo inherente a cualquier equipo pequeño- se recordarán con nostalgia los «momenticos» de gloria. Que se lo pregunten por ejemplo a la parroquia alavesista, que en un visto y no visto ha pasado de jugar la final de la UEFA contra el Liverpool a luchar por mantenerse en Segunda.
De la presente tem- porada europea yo me quedo con dos de esos «momenticos: el gol de Nekounam al Girondins de Burdeos en el último suspiro y la exhibición en Leverkusen.
Así que, a pesar de la normal decepción, toca degustar los éxitos logrados, porque dentro de unos años se dirá: «¿Te acuerdas de cuando Osasuna llegó a las semifinales de la UEFA?».
Pero antes hay que sellar la permanencia. Con tres puntitos más puede valer, tal y como está este año la clasificación. Si es este próximo domingo ante el Villarreal, mejor que mejor. Que ya es hora de ganar en El Sadar.