Las poblaciones que el pasado viernes sufrieron importantes destrozos debido a las inundaciones no han recuperado todavía la normalidad. En el caso de Lapurdi, ayer fue día de visitas y reuniones oficiales para intentar reparar lo antes posible los daños provocados por la repentina crecida del Urdazuri. El presidente del Consejo Regional de Aquitania, Alain Rousset, se desplazó hasta Senpere donde acompañado, entre otros, por el consejero general, Jean-Jacques Lasserre, comprobó in situ las consecuencias de las inundaciones.

Rousset prometió que aumentará en 10 millones de euros la subvención de la Región para la construcción de la presa de Luberria que estaba ya prevista y que costará, cuando menos, 17 millones de euros más.

Reparación de carreteras

Lasserre se centró más en la reparación de las carreteras departamentales cuyo mantenimiento es competencia del Consejo General y que están siendo ya reparadas. Anunció una ayuda extraordinaria de entre 10 y 20 millones de euros, que desbloqueará lo más rápidamente posible.

Una comisión extraordinaria se reunía, asimismo, en Azkaine con la presencia de alcaldes y electos de los municipios siniestrados, responsables de servicios y centros educativos locales y representantes de los servicios de la Prefectura.

El suministro de agua potable de Zudaire, Ainhoa, Senpere y Azkaine no estará seguramente restablecido hasta mañana, por lo que se están distribuyendo botellas de agua a los vecinos en los ayuntamientos. Además, en las dos últimas localidades, las escuelas permanecerán cerradas, por lo menos, hasta el próximo jueves.

Funerales por los fallecidos

Por otro lado, ayer por la tarde se celebraron en la iglesia San Andrés de Baiona los funerales por el matrimonio y el hijo de ambos fallecidos el pasado viernes por inhalación de gas mientras dormían, tras haberse producido una fuga de la cisterna contenedora como consecuencia de un corrimiento de tierras causado por el temporal.

En las localidades de Baztan-Bidasoa, que también se vieron afectadas por las lluvias torrenciales del pasado viernes, los técnicos del Gobierno de Nafarroa supervisaban los daños. El portavoz del Ejecutivo adelantó que el próximo lunes se podría tomar algún acuerdo sobre la zona afectada, si bien ya adelantó un requerimiento al Gobierno español «para que colabore en la financiación de los daños» y Miguel Sanz se reunió con una quincena de alcaldes a los que prometió «las máximas ayudas posibles» para afrontar las pérdidas derivadas de las riadas.

Mientras tanto, los vecinos de las localidades afectadas seguían trabajando para recobrar la normalidad, que posiblemente no lleguen a alcanzar en mucho tiempo. En la localidad de Arraiotz, una de las más dañadas, las máquinas excavadoras trabajaban a destajo para limpiar parte del pueblo, en el que incluso el pavimento de la plaza quedó levantado.