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Las operaciones de EEUU provocan el éxodo en un bastión chií de Bagdad

Decenas de familias han comenzado a abandonar el barrio bagdadí de Ciudad Sadr, principal bastión chií de la capital, después de las operaciones dirigidas por las fuerzas de ocupación estadounidenses contra la insurgencia. «Las redadas eran inesperadas", explicó el presidente de la Asociación Humanitaria Iraquí para los Desplazados (IHAD), Hussam al Din. El nuevo desplazamiento se acentuó en otra sangrienta jornada en la que murieron al menos 64 personas.

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«Las ONG locales estamos desesperadas porque no podemos llegar a la zona por razones de seguridad y las familias que huyen están dejando sus casas sin suficiente dinero para sostenerse a sí mismos», señaló Hussam al Din, presidente de la Asociación Humanitaria Iraquí para los Desplazados, en declaraciones a la agencia de noticias de la ONU.

Según explicó, las ONG están intentado ayudar pero aseguran que no pueden afrontar el problema si las familias continúan huyendo, especialmente debido a que la mayoría de los residentes son pobres.

Al Din estima que al menos 400 iraquíes han huido del barrio, la mayoría de ellos para dirigirse a las provincias del sur del país, pero indicó que el número podría ser mucho mayor dado que la inseguridad impide que los trabajadores humanitarios accedan a la zona. «Si continúa esta situación crítica, creemos que al final de semana otras decenas de familias abandonarán sus casas para buscar un lugar más seguro», agregó.

«No hay lugar para enviarles»

Explicó que en veinticuatro horas «casi cuarenta familias» han contactado con ellos para pedirles ayuda, «un lugar para permanecer. Pero no hay ningún lugar para enviarles, deben construirse nuevos campamentos de desplazados para afrontar sus necesidades», afirmó.

La situación humanitaria se agrava en el país, según indicó el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), que presentó una petición extraordinaria de fondos por 21,2 millones de euros para aumentar sus actividades. «La semana pasada murieron 200 personas en un sólo ataque, el domingo otras cien y hasta hoy al mediodía -por ayer-, 50. Son cifras que serían inaceptables en cualquier otra parte del mundo, pero que se han convertido en casi normales en Irak», lamentó Beatrice Megavand, resposanble de actividades del CICR.

Las cifras aportadas por Megavand quedaron viejas horas más tarde porque la jornada de ayer se saldó con al menos 64 personas, la mitad de ellos (23) en la ciudad de Ramadi como consecuencia de dos ataques suicidas con coche bomba.

Las fuentes de los servicios de seguridad aseguraron que uno de los ataques de Ramadi tuvo como blanco una comisaría de esta ciudad, 100 kilómetros al oeste de Bagdad, mientras que el otro coche bomba fue dirigido contra un mercado popular de Bu Thiab, al este de Ramadi, un zoco especialmente frecuentado.

Otro ataque, el dirigido el domingo contra fuerzas estadounidenses, en el que murieron seis soldados, así como la muerte de un periodista ruso fueron reivindicadas ayer por la organización Estado Islámico de Irak, alianza de ocho grupos, mediante un comunicado en internet. «Dios hizo que tuviesen éxito los soldados del Estado Islámico de Irak en tender una emboscada a las tropas cruzadas estadounidenses en el centro de Baquba, donde el estallido de una gran carga explosiva al paso del vehículo blindado mató a al menos 15 soldados adoradores de la cruz», indica.

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