Maite SOROA
La «traición» de Zapatero
Se viene repitiendo en diversos análisis que el apetito del tigre de la derechona fachendosa es insaciable y que a Rodríguez Zapatero no le queda otra que enfrentarse a él o darle plena satisfacción dejándose masticar. Y no les falta razón a quien así piensan, digo yo, a la vista de artículos como el que ayer firmaba en «El Semanal Digital» el inefable Santiago Abascal, que hablaba sin tapujos de «la maquiavélica impugnación de candidaturas proetarras realizada por la fiscalía y la abogacía personal de Zapatero». Confiaba Abascal en la carcundia del TS para alcanzar el nirvana, «pero los jueces se han declarado impotentes». Su gozo, en un pozo.
Para sostener las acusaciones de traición contra ZP, Abascal exponía una curiosa secuencia: «1) El Gobierno negocia con ETA. 2) Los terroristas condicionan la negociación a la aceptación de sus candidaturas. 3) El Gobierno trata de hacer un apaño que no subleve ni a los terroristas ni a la Nación, impugnando aparentemente la mayoría de las candidaturas batasunas aunque salvando las de los feudos municipales de los etarras. 4) EL TS acepta la impugnación de la Fiscalía y de la Abogacía pero devuelve un dardo envenenado al afirmar en la sentencia que no ha ilegalizado la totalidad de las listas de ANV porque el Gobierno no las ha impugnado y no ha promovido la ilegalización del partido en cuestión». Y a partir de ahí, construye su discurso Santiago Abascal.
Dice, así, que «el Gobierno, a través de Bermejo, ya ha comenzado a decir que el Tribunal Supremo ha dado la razón a su impugnación. El Gobierno ya puede decir en alto a la Nación que ha luchado contra las candidaturas de los terroristas. Y el Gobierno ya puede decir en bajito a los terroristas que ha salvado de la impugnación las alcaldías históricas de Batasuna», por lo que, deduce, «Zapatero, que ha dado un mazazo a la democracia española y al Estado de Derecho, necesita engañar a los españoles para dis-frazar su traición». A ver si el aludido se da cuenta de que no es conveniente cabalgar a lomos del tigre.