Alpinismo Huntington y Foraker
Alaska invernal el extremo salvaje
Los estadounidenses Jed Brown y Colin Haley firman en quince horas la primera invernal del Mount Huntington. El escalador japonés Masatoshi Kuriaki, por su parte, se hace con la primera en solitario y en invierno del Mount Foraker.
Andoni ARABAOLAZA | DONOSTIA
Alaska en invierno. ¿Alguien se lo imagina? Sólo con pensar que el frío es realmente extremo y que apenas hay horas de luz, ya tenemos un adelanto. Son pocos, muy pocos, los que se aventuran a escalar en invierno en las montañas de dicha cordillera. Y de esa inmensa minoría son dos o tres los que salen airosos. Durante el pasado invierno, tres escaladores nos han sorprendido con las actividades que han realizado.
Para empezar, traemos a estas líneas a dos jóvenes escaladores estadounidenses: Jed Brown y Colin Haley. La cordada firmaba la primera ascensión invernal del Mount Huntington (3.730 m). Y por si todo eso fuera poco, redondearon la actividad en tan sólo 15 horas de escalada. Teniendo en cuenta las condiciones de la zona y la juventud de los alpinistas, se trata de una actividad realmente espectacular.
Para la escalada, Brown y Haley eligieron el polémico corredor de la cara oeste: la vía Nettle-Quirk (1989, V, 85º). Y decimos controvertida ruta porque muchos de los que han asegurado haber hecho el Huntington por dicha línea, se dieron la vuelta antes de llegar a la cima. Sí, las dificultades que hay entre la arista y la cumbre, a las que hay que añadir el tiempo imprevisible, hace que la mayoría de los escaladores se decanten por no seguir al punto más alto. Se trata de una vía muy directa, pero a la vez muy tiesa o vertical. Las dificultades técnicas se concretan en 9 tiradas de hielo y nieve; en total, 900 metros de corredor.
Una vez en el campo base, instalado en el glaciar Tokositna (se accede en avioneta), los estadounidenses se pusieron manos a la obra. A las 7.35 h. del 12 de marzo comenzaba la escalada, y en tan sólo 15 horas hacían cima y volvían al campo base. Una cima difícil, con tramos técnicos muy verticales, con condiciones extremas -cambios repentino de tiempo, frío glaciar...- y una ida y vuelta realmente rápida. Todo está dicho.
Kelly Cordes, uno de los alpinistas punteros de Estados Unidos y gran conocedor de la zona, ya escaló en el 2001 la misma ruta, junto a Scott DeCapio, pero fuera de la temporada invernal. Fue la primera ascensión en el día, en 16 horas desde el campo base. Cordes se muestra muy sorprendido por la escalada de sus jóvenes amigos: «Jed y Colin han sido más rápidos, y ¡en invierno! Estoy impresionado con la escalada de esta cordada, porque el invierno en Alaska puede ser brutalmente frío. Eso hace que las escaladas técnicas como esta vía sean tan duras que no tengas tiempo para asimilarlo. Nunca había imaginado que pudiera hacerse una ascensión de este tipo en 15 horas y en invierno. Seguramente, otros alpinistas tienen la misma opinión, ya que son muy pocas las escaladas técnicas invernales que se hacen en la cordillera de Alaska. Además, a todo ello hay que añadirle que la cima del Huntington es extremadamente difícil. Muchos de los que han intentado subirla deciden darse la vuelta antes de la cima. Jed y Colin fueron capaces de escalarla y, además, de una forma muy rápida, como nunca se había escalado».
Nueva generación
Para una escalada tan rápida como la de los protagonistas de estas líneas, las condiciones deben ser las ideales. Como adelanta Cordes, Brown y Haley tuvieron la «suerte» de contar con un terreno óptimo: «Sí, tuvieron buenas condiciones, pero el frío era exagerado. Escalar secciones verticales, con tanta ropa, con tanto riesgo de congelaciones... es extremadamente difícil. Por ello, la mayoría de los alpinistas pasa del invierno. También hay que tener en cuenta que la falta de horas de luz supone otro gran reto. Alaska en marzo es principalmente oscuro. Y un dato más para que vuestros lectores se hagan una idea de esta escalada tan rápida: la mayoría de los alpinistas que escalan en verano la cima del Huntington lo hacen en 2-3 días».
Más de uno dirá aquello de «juventud divino tesoro». Y, en gran medida, así lo es. A uno de ellos, a Haley, ya lo presentábamos en el reportaje sobre el primer encadenamiento de la Marsigny-Parkin más la arista oeste del Cerro Torre, que la escaló, precisamente con Cordes, durante el pasado enero. 22 añitos a sus espaldas y un gran número de escaladas importantes; y todas ellas con el sello del estilo alpino. También ha escalado mucho con el propio Brown. El año pasado, por ejemplo, también en Alaska, firmaban en julio la primera a la cara norte del Mount Moffit: The entropy wall (VI, 5.9, A2, WI4+).
Brown es un año mayor que Haley, y se le nota que le va escalar en Alaska. Por resumir su currículo, en hielo, en el área de Valdez ha hecho la segunda ascensión del couloir Cutthroat (1.500 m, 5+). También ha firmado la segunda ascensión a la arista norte del Kichatna Spire (2.730 m) con dificultades de VI, 5+ y A2 en roca.
Preguntamos a Cordes sobre el peso específico que tienen ya estos dos jóvenes alpinistas en el panorama de su país: «Son jóvenes, muy fuertes y con una correcta mentalidad física y síquica. En mi opinión, Jed y Colin representan el futuro del alpinismo estadounidense. Creo que ya están haciendo historia y no me confundo si asevero que son parte de la próxima generación de grandes alpinistas de Estados Unidos».
Por lo menos, esta joven cordada no quiere parar el motor, y ya para verano tienen entre manos otro proyecto de envergadura. Intentarán la primera al Hidden Pillar de Ultar Sar (7.388 m, Karakorum).
Kuriaki en solitario
El otro protagonista del invierno en las montañas de Alaska ha sido Masatoshi Kuriaki. Este japonés de 33 años se hacía con la primera a la cara sureste del Mount Foraker (5.300 m). Es un habitual a la cordillera, a sus invernales y, cómo no, a las solitarias escaladas. Es la segunda cima de su odisea de los solos invernales en Alaska. La primera fue el Denali en 1998 (sólo 14 alpinistas lo han escalado en invierno); la segunda, el pasado 10 de marzo, el Foraker; y la tercera de la trilogía, la que le falta, es la cumbre del Mount Hunter.
El Foraker es el sexto pico más alto más alto de Norteamérica y, la verdad sea dicha, el japonés ya lo tenía bastante controlado: En 1999 se llevaba la primera en solitario por la arista Sultan; era el 3 de abril y, por lo tanto, se le reconoce como una ascensión invierno-primavera. Quiso conocer más a fondo al Foraker, y dos años más tarde hacía lo propio por la arista sureste: primera en solitario y tercera absoluta.
Conocido también como El caribú japonés, comenzaba la expedición en enero. Ya en el glaciar Kahiltna, tuvo que dejarse la espada transportando todo su material a pie de vía. En total, fueron 39 jornadas de expedición para la ruta más expuesta de la montaña. Solo, con una paciencia abrumadora y gran amigo de la soledad, fue abordando la ruta poco a poco. En las zonas más técnicas y peligrosas fijó cuerda y, por fin, tras mes y casi diez días en la soledad más absoluta, se hace con esta extraordinaria actividad: la primera invernal y en solitario de la cara sureste del Foraker. De nuevo, todo está dicho.