Josu Jon Imaz, presidente del PNV, aprovechó ayer una nueva visita pública a Madrid para, en un desayuno promovido por la agencia Europa Press y ante numerosos representantes de la clase política, ofrecer un «acuerdo de mínimos» basado en la utilización de las vías policiales frente a ETA y destinado también a sacar esta cuestión del debate entre los partidos.

La propuesta no es nueva, ya que el diputado del PNV Josu Erkoreka la formuló hace unos meses en un debate en el Congreso de los Diputados, y el propio Imaz la confirmó posteriormente en una entrevista de prensa. Pero sí da una nueva e importante señal de la línea de acción emprendida por la formación jelkide en dirección contraria a la búsqueda de una solución política al conflicto. Por si quedaran dudas, el presidente del PNV la acompañó de otra frase que se convirtió en el titular de su intervención: «No descarto un pacto con el PP».

La afirmación fue escuchada por representantes del Gobierno del PSOE y de diferentes partidos que en los últimos meses han mostrado una posición conjunta frente al PP en respuesta a su afán de bloquear cualquier posibilidad de que se emprendiera un proceso de paz en Euskal Herria. Esta unidad de acción se ha escenificado en varias ocasiones en el Congreso.

El presidente del PNV, sin embargo, afirmó ayer que «nunca diré que no a una política de pactos» cuando se le planteó si existe opción de acuerdos con el PP en el futuro. Puntualizó que es evidente que «a día de hoy no se cumplen las condiciones políticas pero, en la vida, a priori, cerrarse a algo porque sí no me parece lo más adecuado».

Añadió que en estos momentos las diferencias entre el proyecto del PP y el del PNV «son notables», pero «de ahí a cerrarse, tampoco».

Preguntado por la relación personal con el líder del PP, Mariano Rajoy, con quien se reunió hace poco sin luz ni taquígrafos según se ha publicado recientemente, Imaz reconoció que es «buena». Y argumentó que «yo no puedo hacer política» si no logra tener una complicidad mínima con sus interlocutores.

Imaz subrayó que apuesta por construir el futuro también con el PP y situó como única «condición indispensable» la siguiente: «La voluntad inequívoca del rechazo a la violencia y la apuesta sólo por los principios políticos y democráticos».

Condena y víctimas

La parte central de su intervención consistió en defender la necesidad de un «acuerdo de mínimos» entre los partidos, cuyo objetivo no sería el consenso político que se buscó en las conversaciones de otoño para dar una solución definitiva al conflicto, sino «salir del impasse» que observa tras el 30 de diciembre y «tomar la iniciativa» frente a la izquierda abertzale.

La finalidad de la propuesta sería «lograr un discurso compartido por la paz y sacar el tema del debate partidista». Y las bases para este pacto entre partidos girarían en torno a la necesidad de condena de ETA, el apoyo a los mecanismos policiales para hacerle frente y «la solidaridad y apoyo a las víctimas sin utilizaciones partidistas».

Según indicó, el acuerdo debe incluir también la «deslegitimación social» del discurso de la izquierda abertzale, de modo que se lance el mensaje de que la existencia de la lucha armada «no es derivada natural de problemas políticos existentes».

Asimismo, apostó por la aplicación de los mecanismos del Estado de Derecho «sin políticas de excepción y con respeto escrupuloso a los derechos humanos», sin más concreción.

En cuanto al necesario final dialogado, Josu Jon Imaz insistió en que debe emprenderse «sólo cuando haya condiciones para ello». «Es decir, cuando haya voluntad inequívoca de querer poner fin de forma definitiva a la violencia. Circunstancia que no concurre a día de hoy», resaltó.

«El camino más sólido»

Imaz consideró como conclusión que, desde su punto de vista, éste es «el camino más sólido para la solución», si bien admitió al mismo tiempo que conlleva «incertidumbres».

Aseguró que el atentado de Barajas producido el pasado 30 de diciembre trajo consigo la «devaluación» del concepto de alto el fuego permanente por parte de ETA y señaló que la posibilidad de apertura de un proceso de pacificación sobre la base del final dialogado requerirá «probablemente el cese definitivo de la violencia para abordar el mismo».

En la línea de las últimas semanas, Imaz no se recató además en manifestar que se teme «lo peor» en relación a posibles atentados de ETA, aunque al mismo tiempo admitió que «no tengo ni idea».

Sí puso interés en tratar de desligar esta hipótesis del veto puesto a la izquierda abertzale en el camino hacia las urnas. «Probablemente es una decisión tomada hace ya meses, como consecuencia de que no aceptamos su esquema de chantaje: primero un acuerdo político y, en función del mismo, avanzar o no hacia la paz».

El Gobierno del PSOE sigue negándose a respaldar estas predicciones. El ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, fue preguntado por las palabras de Imaz y respondió lo siguiente: «Por razones evidentes, no voy a hacer ningún comentario. No creo que ustedes esperen otra respuesta por mi parte», añadió a los periodistas.