Nos las prometíamos felices con el menú en Atenas. Los entrantes griegos nos habían abierto el apetito; los jugadores tenían hambre de victoria y el técnico, mucho estómago. Pero llegó la hora de la cena del viernes y el gigante verde dejó al baskonismo hecho puré. Puré de guisantes.

En chez Josean se pensó en Maljkovic, cocinero antes que fraile, para hincarle el diente a la Euroliga. Kerejeta quería un arroz tres delicias y, después de una Copa que dejó agria resaca, en vez de optar por la nueva cocina vasca de Lezkano, se apostó por el veterano chef serbio con rancio toque francés a riesgo de meter la gamba. La apuesta ya olió a chamusquina para algunos comensales. ¿Se le había pasado el arroz? La segunda delicia, la Final Four, parece confirmarlo. Claro que los guisantes tampoco estuvieron en su punto. Apisonados cual tortilla. Por segundo año consecutivo, hubo indigestión y no se pudo pasar del primer plato.

A partir de este sábado, los ocho mejores gourmets ACB estarán listos para la tercera delicia; si no liga la salsa, el chef baskonista tendrá que buscarse otros fogones. Aunque puede que lograr una estrella michelín tampoco le baste. Hay quien dice que ya es un fiambre, deportivo, le acompañe o no la guarnición.

El baskonismo tendrá que hacer como la tribu amazónica ésa, los pirahas, que no saben de colores, ni números, ni tiempos verbales: vamos, que pasan del verde que les rodea, no llegan a contar más de tres -53 ni de coña-, no tienen pasado, por reciente que sea, ni piensan en el futuro. Y tampoco han probado el arroz tres delicias.

Nota: Si dispones de un botecito de guisantes cocidos, también los puedes añadir junto a las gambas, la tortilla y el fiambre, al arroz. Buen provecho y mejor play-off.