La juez de El Paso Kathleen Cardone desestimó el proceso que debía realizarse mañana por siete delitos migratorios contra el ex agente de la CIA Luis Posada Carriles, acusado también de llevar a cabo un atentado contra un avión cubano que provocó 73 muertos.

De este modo, Posada Carriles puede hacer vida normal en EEUU, aun cuando pesa sobre él una demanda de extradición por parte de Venezuela.

José Pertierre, representante de Venezuela en la demanda de extradición contra Posada Carriles, denunció, en declaraciones a Venezolana de Televisión, que «la Casa Blanca ha manipulado el sistema jurídico de EEUU» y destacó que la juez Cardone «no ha querido comerse una papa caliente».

Venezuela ha pedido la extradición de Posada Carriles por el atentado contra el avión, pero EEUU únicamente le ha procesado por delitos migratorios de carácter menor. La juez Cardone decidió liberarlo bajo fianza y ahora ha desestimado el proceso.

Ante esta situación, según informó Prensa Latina, organizaciones de solidaridad con Cuba de EEUU convocaron protestas públicas contra el Gobierno de George Bush y la liberación de Posada Carriles.

Estas protestas tendrán lugar en varios estados norteamericanos, desde Texas, donde se encuentra el tribunal que ha liberado a Posada Carriles, hasta las ciudades de Washington y Nueva York. En Miami, donde residen Posada tras ser puesto en libertad, la movilización tendrá lugar el sábado bajo el lema «La Administración Bush es culpable por la libertad de Posada».

«Es vergonzoso cómo han manipulado el caso de Posada Carriles para evitar que sea encausado por sus crímenes. Es obvio que el Gobierno de Bush deseaba dejarlo libre, a pesar de la oposición mundial», declaró Gloria La Riva, coordinadora del Comité Pro-Libertad de los Cinco Patriotas Cubanos.

El diario «Granma», órgano oficial del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, titulaba ayer «Libre el terrorista, se consuma la impunidad» y acusó al Gobierno de EEUU de «no encausar a Posada por lo que es, sino que empleó artilugios legales para esconder la farsa judicial».

«Para la Administración norteamericana el hecho de juzgar a este asesino era como juzgarse a sí misma», añadió el rotativo cubano.