En este momento en que parece que no acaban de abrirse las opciones de resolución del proceso político en Euskal Herria, Askapena recoge solidaridad con el proceso vasco y explica las enseñanzas que se pueden sacar de otras experiencias en el ámbito internacional.

¿Cuál es el objetivo de Askapena en las labores relativas al proceso vasco?

Nuestro objetivo es aportar a los procesos en marcha y tratar de buscar complicidades con otros pueblos, además de recoger todo aquello que puedan aportar al proceso de Euskal Herria. Sobre todo hay dos tipos de experiencias. Por una parte, los procesos que se abordan con el convencimiento de que la salida ha de ser negociada, y con la perspectiva de que los procesos tienen que tener contenidos y compromisos reales. Pero también sacamos en claro del contexto internacional que los procesos que no se han abordado ha sido porque no ha habido voluntad de ir a los contenidos políticos que los generaron, y concluímos que ésos a la larga son procesos enquistados.

¿Qué grado de interés detecta hacia un conflicto como éste?

El interés es real en dos sentidos: por una parte despierta simpatía en sectores amplios porque todo el mundo tiene claro que a día de hoy que existe a nivel europeo un conflicto como éste demuestra que en Europa no todo es conformismo y pasotismo. Por otro lado, el compromiso de Euskal Herria con otras luchas de liberación nacional y social nos ha hecho ganarnos un respeto en el contexto internacional. Además, las gentes que han vivido o viven conflictos en primera persona suelen ser solidarios con otros pueblos, saben que les interesa porque entienden que en definitiva es parte de su proceso. Todos somos conscientes de que a medida que avanza el proceso de Irlanda aquí también existen más posibilidades de avanzar.

¿Los apoyos a Euskal Herria se reducen a las naciones sin Estado o es posible hallar también estados amigo?

Creo que con las naciones sin Estado lo que realmente hay es complicidad, solidaridad internacionalista, un intercambio continuo. Lo que también llega desde el exterior es la solidaridad activa por parte de muchos sectores que en un momento dado se comprometen a apoyar el proceso vasco. El caso de las naciones con Estado es muy complejo. Algunos dan ese apoyo de una manera más o menos explícita, pero lo cierto es que a la hora de tomar decisiones es muy complicado eludir la presión y la represión que puede llegar de otros estados y que puede condicionar tu actividad. Están muy limitados. En un momento dado, nosotros podemos tener relaciones con los gobiernos de Cuba, Venezuela o Bolivia, y eso se ve en la activación de diferentes mecanismos. Pero Bolivia o Cuba nunca van a decir que apoyan el independentismo vasco porque en este momento sería tirar una gran piedra sobre su tejado. Nosotros lo respetamos y lo entendemos; las relaciones de ese tipo son de absoluto respeto.

La iniciativa Euskal Herriaren Lagunak, ¿qué es y qué extensión tiene?

Euskal Herriaren Lagunak parte de los Comités de Solidaridad con Euskal Herria que denunciaban la represión para con el pueblo vasco. Euskal Herriaren Lagunak también se extiende a nivel europeo, pero no persigue tanto que la gente se posicione contra la represión, sino que busca gente que apoye un proceso de resolución en Euskal Herria y que comprenda que un conflicto como el vasco tiene que ser necesariamente resuelto mediante las vías del diálogo.

Tal vez el mejor empujón que se le pueda dar al proceso en estos momentos es que haya sectores a nivel europeo que sean capaces de difundir la idea de que si en este momento el proceso se ha estancado no es porque no haya voluntad de sentarse, sino porque sentarse para no negociar no sirve de nada.

Se menciona siempre el caso de Irlanda, el de Quebec, el de Sudáfrica, ahora el de Escocia, ¿hay otros modelos de referencia para Euskal Herria?

Los procesos que pueden ser protagonistas lo son porque han sido capaces de desarrollarse en un sentido u otro. Otros son actualidad porque están en desarrollo, pero hay otros que llevan muchísimo tiempo atascados, y si no se ha oído hablar de ellos es porque no hay excesivos avances, como ocurre en Colombia con las FARC, con los tigres tamiles en Sri Lanka... Según la universidad de Pau, de los conflictos bélicos que existen, en torno a 55, existen negociaciones en el 58%, y además se remarca que de los conflictos de los últimos 15 años una cuarta parte ha acabado en acuerdos de paz y tan solo un 10% han acabado mediante una victoria militar. Se impone la conciencia de que al final tiene que llegar un acuerdo de paz.

¿Qué enseñanza genérica sacan a partir del análisis de los medios de diálogo, negociación y acuerdo en todo el mundo?

El convencimiento de que ambas partes deben ceder en algo, y que los procesos políticos que se abordan sin la convicción de que es necesario llegar a acuerdos políticos no prosperan. Además, si de lo que se habla no es de derechos básicos, el proceso no avanza; las negociaciones tienen que ser basadas en el respeto y en que ninguna de las posiciones se imponga sobre la otra.

Y Euskal Herria, ¿para quién puede servir de ejemplo?

Cuba es un ejemplo para las naciones oprimidas en el eje centroamericano, y también los zapatistas, Venezuela o Bolivia; en Oriente Medio puede ser Irak... Pero la referencia occidental es Euskal Herria. Lo es para los sectores que se mueven en el mundo okupa, en la antiglobalización, en la ecología, en la re- cuperación de las lenguas... Euskal Herria lo que aporta al fin y al cabo es capacidad de análisis y no-conformismo.