Simpatizantes y opositores del Gobierno de Pakistán se culparon mutuamente ayer por la peor crisis política de los últimos años en el país, mientras estallaban nuevos enfrentamientos entre detractores y partidarios del ahora suspendido presidente del Tribunal Supremo, Iftikhar Chaudry, y el número de muertos en karachi se elevaba a 39 personas y el de heridos, a 150.

La tensión se desató tras conocerse la decisión del presidente pakistaní, el general Pervez Musharraf, de destituir a Chaudry, uno de los más destacados críticos a los abusos cometidos por su Gobierno y llegó a su punto álgido el sábado en Karachi, donde Chaudry iba a participar en un acto en su apoyo. Grupos armados afines a ambos se enfrentaron en la ciudad, que ayer amaneció tranquila, aunque persistían las protestas en las calles.