El director general de Osalan, Ignacio Murgia, aseguró en una jornada sobre el nuevo cuadro de enfermedades profesionales, que organizó UGT Euskadi, que en el ámbito de la CAV se está avanzando en un órgano de coordinación entre Osakidetza, Osalan y la Inspección Médica para hacer un seguimiento de las enfermedades profesionales y para intervenir en el segundo grupo del reglamento aprobado en noviembre de 2006 que, aunque no son consideradas como patología profesional, «podría abrir una vía para su consideración profesional en vista de los resultados».

El nuevo cuadro de enfermedades profesionales entró en vigor en enero de este año, pero dejó fuera a las patologías del ámbito sicosocial, que incluyen todo lo relacionado con el estrés. La razón se encuentra en el ámbito económico, puesto que reconocer el estrés, el «mobbing» y el «síndorme del quemado» como enfermedades profesionales «tendría un coste muy elevado», según admitió el Jefe del Observatorio de Riesgos de la Agencia Europea para la Seguridad y la Salud en el Trabajo, Eusebio Rial.

Dámaso Casado, secretario general de UGT Euskadi, explicó en la jornada, ante un centenar de delegados de prevención, que se trata de «adquirir una experiencia» para actuar en los centros de trabajo, ya que las enfermedades profesionales causan «de forma invisible y en silencio más muertes y discapacidades que los propios accidentes de trabajo». De hecho, el representante de la Agencia Europea con sede en Bilbo reconoció que por accidentes de trabajo fallecen al año en el ámbito de la UE casi 9.000 trabajadorers, sin embargo «sólo con el cáncer profesional fallecen al año en la UE 95.581 personas y 665.000 a nivel mundial»

En su intervención, el director general de Osalan reconoció que «el nuevo reglamento de las enfermedades profesionales nos abre esa puerta para que las patologías puedan aflorar. De muchas enfermedades se sospecha que surgen o se agravan debido al lugar de trabajo y tenemos que hacer un control». Añadió que es necesario que se reduzca el riesgo en los centros de trabajo, y «que los empresarios pongan en marcha la vigilancia de la salud en toda su amplitud y que se lleven adelante las evaluaciones de los riesgos». En este sentido, Murgia reconoció que «se debe buscar el bienestar de los trabajadores y eso no sólo se hace en ausencia de riesgos de sufrir un accidente, sino también en ausencia de enfermedades profesionales».

Eusebio Rial aportó información ligada a los tipos de enfermedades profesionales que están aumentando en la Europa de los 27. Así, los riesgos laborales más importantes en los próximos años serán los factores asociados a los trastornos musculoesqueléticos, a factores sicosociales y a la exposición a sustancias peligrosas, relacionadas con los cánceres.

«La naturaleza de los riesgos laborales -explicó Rial- cambia al ritmo del incremento de las innovaciones, del desarrollo de nuevos factores de riesgo (violencia en el trabajo, incluido el acoso moral y sexual) y de la transformación del trabajo». Por ese motivo, explicó que hay factores que contribuyen a acentuar las enfermedades. Citó de forma expresa la precariedad en el empleo, la sensación de inseguridad, los horarios irregulares y flexibles, «cuando no se adoptan de común acuerdo con el trabajador, es decir se imponen», la intensificación del ritmo de trabajo, la creciente complejidad de tareas, el envejecimiento de la población activa y el trato con las personas, que se produce, sobre todo, en un sector en auge como es el de Servicios. Rial aseguró que las enfermedades profesionales se están infravalorando, sobre todo, «por sus efectos a largo plazo, frente a la mayor visibilidad inmediata de los accidentes de trabajo». En este caso recordó los efectos nocivos que está tenniendo el amianto entre una poblacíón trabajadora que dejó de estar en contacto con ese mineral hace veinte o treinta años.

El técnico de la Agencia Europea recordó que la Organización Internacional del Trabajo (OIT) señala que el 9,6 % de todas las muertes por cáncer son atribuibles al trabajo. En el área de la Unión Europea (27 Estados miembros) 95.581 muertes fueron causadas por cáncer profesional en 2002. Esta cifra se puede comparar con el número estimado de accidentes de trabajo mortales para el mismo período en la UE, que asciende a 8.900. «Detrás de estas muertes por cáncer, existen varios factores causales conocidos: el amianto, el humo de tabaco ambiental en los lugares de trabajo (fumadores pasivos), y otras sustancias y agentes cancerígenos». Valoró de forma positiva la nueva estrategia europea para el año 2012, aunque reconoció el rechazo sindical que ha generado en este tema.