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Objetivo Birmania

Ines INTXAUSTI

Crítica de televisión

Objetivo Euskadi» es un programa aparentemente inofensivo, cuya seña de identidad más clara y evidente es estar hecho sin ningún tipo de objetivo. Consiste en elegir cualquier tipo de hecho, costumbre, situación o noticia, y acercarse al mismo, micrófono en ristre, dejando hablar a diestro y siniestro hasta que se acaban finalmente los minutos de emisión.

El último de ellos ha sido un ejemplo de todo esto que les cuento: las sociedades herméticamente masculinas de Donostia y sus reproducciones a tamaño natural en Bilbo y alrededores. Araba también hace de las suyas. En broma, pero sin pausa, unos y otros justificaron la ausencia de mujeres en los mismos argumentando un rosario de exabruptos y despropósitos que, por manidos, no dejaban de ser una vez más merengue entre el betún. La explicación clasista de Juanjo Romano al respecto era inconcebible, incluso desde el punto de vista carpetovetónico y verdadero. Como quiera que el programa no tiene estructura ninguna -no hay un off aclarándolo todo y se trata simplemente de un parler pour parler, un laissez faire y un aquí se las den todas-, el programa se debatía entre la sensación insultante «ora-cara», «ora-culo» y un reflejo de inconsciencia colectiva proveniente del púlpito de la televisión.

Ya sé que está más que aceptado que en las mini-sociedades secretas de nuestra sociedad no dejen entrar a mujeres bajo diferentes justificaciones, cada cual más peregrina. En este caso, hubiera sido de agradecer que el tema lo hubiere tocado cualquier otro tipo de producción propia de EITB (o cualquiera otra impropia), más seria y explicativa.

No es la primera, ni la última vez, que «Objetivo Euskadi» incumple con lo politícamente correcto. Seguramente, y en defensa propia, argüirán que son simples testigos de las realidades que nos rodean y acorralan cada día sin posicionarse en ninguna de las punzantes esquinas del discurso. Como atenuante, la irresponsabilidad de la televisión en esta y otras muchas ocasiones. Y como amparo, el dinero público.

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