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investidura del presidente francés

Sarkozy se mantiene fiel a sus ideas tras recibir el relevo de Chirac

«Defenderé la independencia y la identidad de Francia», subrayó Nicolas Sarkozy en el discurso de investidura como presidente de la República. En una tradicional y solemne ceremonia, Jacques Chirac le entregó la llaves del Elíseo. Visiblemente emocionado, el ya jefe de Estado se comprometió a «rehabilitar los valores del trabajo, el esfuerzo, el mérito y el respeto». «El pueblo me ha confiado esta fuerte exigencia y no tengo derecho a decepcionar», resaltó.

GARA | PARÍS

Ruptura, seguridad, trabajo, esfuerzo, mérito, respeto, resultados, unidad, orden y autoridad fueron las palabras clave del discurso de investidura de Nicolas Sarkozy como sexto presidente de la V República. En una solemne ceremonia minuciosamente preparada y retransmitida en directo tanto por la radio como por la televisión, Jacques Chirac traspasó los poderes de la Jefatura del Estado francés a un visiblemente emocionado Sarkozy.

El tradicional ritual republicano comenzó poco antes de las 11.00 con la llegada del actual presidente al Elíseo, a donde entró por el patio de honor acompañado del que será el secretario general de la Presidencia, Claude Guéant. Minutos antes, lo habían hecho su compañera Cécilia y el hijo de ambos, así como los dos hijos y dos hijas que tuvieron respectivamente en sus anteriores matrimonios.

Tras recorrer ante la Guardia Republicana la larga alfombra roja extendida desde la entrada del patio de honor hasta la escalinata principal del Elíseo, Sarkozy fue recibido por Chirac que le esperaba al pie de la misma.

Ambos se dieron la mano y, con gesto sonriente, posaron unos instantes para luego subir juntos las escaleras y volver a darse un apretón de manos a petición de los fotógrafos.

Ya en el despacho presidencial, Chirac le entregó, como es habitual, los códigos de activación del arsenal nuclear del Estado francés. Después, acompañó a su predecesor al coche que le devolvió a la vida privada.

En uno de los salones de fiesta del Elíseo y tras ser oficialmente proclamado presidente y haber recibido la Gran Cruz de la Legión de Honor -que no se puso-, Sarkozy pronunció su discurso de investidura ante altos cargos, miembros del cuerpo diplomático y su familia. La alocución chocó con la cordialidad de su despedida a Chirac, ya que fue, indirectamente, una acérrima crítica de la política de éste.

«No tengo derecho a decepcionar a los franceses», afirmó para incidir en que defenderá «la independencia de Francia y su identidad». Asimismo, Sarkozy desgranó las prioridades de su mandato, entre las que citó, «unir a los franceses» y «respetar la palabra dada y cumplir los compromisos porque la confianza nunca ha estado tan quebrantada y frágil».

«Todo retraso puede ser fatal»

En este sentido, resaltó que «nunca la crisis de valores ha sido tan profunda». Para superar esta «crisis», insistió una vez más en la necesidad de «rehabilitar los valores del trabajo, el esfuerzo, el mérito y el respeto». «Trabajar más para ganar más», es una de sus máximas.

Otra de las «exigencias» que desgranó fue «la tolerancia y apertura porque nunca la intolerancia y el sectarismo han sido tan destructores». El «cambio» será otro de los ejes de su política porque, según remarcó, «el inmovilismo nunca ha sido tan peligroso para Francia. Todo retraso puede ser fatal».

En su intervención, no faltaron las palabras clave del discurso de Sarkozy; «orden y autoridad, porque hemos cedido demasiado al desorden y la violencia». Ya cuando era ministro de Interior prometió «limpiar» los barrios periféricos de París con «mangueras de presión» y llamó «gentuza» a los jóvenes que participaron en las protestas del otoño de 2005.

Junto al «orden y autoridad», puso el foco en la «seguridad y la protección, necesarias para combatir el miedo del futuro».

Subrayó también que hacen falta resultados. «Los franceses están hartos de que nada mejore en su vida cotidiana».

Apóstol de la «ruptura», abogó por «romper con los comportamientos del pasado y el conformismo intelectual, porque los problemas a resolver nunca han sido tan inéditos». El ya presidente, además, prometió velar por «el respeto de la autoridad del Estado y su imparcialidad» y construir una «República fundada en derechos reales y una democracia irreprochable. Añadió que «para servir a Francia no hay campos sino sólo las competencias, ideas y convicciones de aquellos que ponen por delante el interés general».

Sarkozy hizo una mención especial a los cinco presidentes que le han precedido. Del general Charles de Gaulle, destacó que «salvó» al Estado francés, de Georges Pompidou y Giscard d´Estaing remarcó su «labor de modernización», de François Mitterrand alabó su habilidad para preservar las instituciones y, por último, aplaudió la gestión de Jacques Chirac, aunque de sobra es conocido que no era el candidato menos deseado por éste en las filas del partido para sucederle en el Elíseo.

Simbólica primera visita a Berlín y reunión con Merkel

Nicolas Sarkozy tuvo una apretada jornada. Después de almorzar en familia en el Elíseo, subió los Campos Elíseos de pie en un descapotable hasta el Arco del Triunfo para presidir la tradicional ceremonia ante la tumba del Soldado Desconocido y luego ante las estatuas de Charles de Gaulle y Georges Clémenceau. La siguiente parada en su agenda fue el Bosque de Boulogne donde participó en un homenaje a 35 jóvenes resistentes fusilados por la Gestapo en 1944. Después, emprendió rumbo a Berlín en su primera visita al extranjero en calidad de presidente. De esta manera, Sarkozy sigue los pasos de Jacques Chirac y de Angela Merkel, cuyo primer viaje fue a París.

La canciller alemana le recibió con honores militares frente a la sede la Cancillería. En su discurso de bienvenida, Merkel destacó la rápida visita de Sarkozy como «un signo de la amistad franco-alemana, una amistad que es un bien para nuestros pueblos y que reforzaremos». «Intensificaremos también el trabajo conjunto en materia tanto de ambos países como europea», manifestó.

En esa línea, dijo que trabajarán «en favor de la paz, la libertad y de la democracia de nuestros países, de la UE y del mundo». En relación a los objetivos compartidos entre ambos dirigentes, Merkel reconoció que «hay muchos deberes que debemos hacer y uno de ellos es la cumbre de junio». «Nuestra meta es lograr una nueva base para el Tratado Europeo. Sobre este tema tendremos una especial colaboración y hoy -por ayer- tendremos el primer diálogo al respecto», insistió. Por su parte, Sarkozy aseguró «Europa espera nuestra iniciativa». «Debido al periodo de elecciones hemos perdido mucho tiempo pero estoy seguro de que lograremos encontrar soluciones. No podemos esperar más con los problemas», concluyó.

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