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Sinn Fein se perfila como la clave para la formación de gobierno tras los comicios en Irlanda

La corrupción, los servicios públicos y el anunciado incremento de la representación de Sinn Féin han centrado la campaña de las elecciones generales que se celebran hoy en la república irlandesa..

Soledad Galiana

Dublín

Si en las pasadas elecciones, el primer ministro Bertie Ahern esperó hasta que la mayoría de los diputados abandonaran el parlamento para decidirse a visitar a la presidenta Mary McAleese para pedirle que firmara la disolución del parlamento, esta vez, esperó hasta las 8 de la mañana del domingo 29 de abril para viajar hasta el palacio presidencial de Áras an Uachtaráin.

Era la víspera de la marcha de la presidenta irlandesa a una visita oficial a Estados Unidos, y Ahern se excusó en la ignorancia de este viaje, ampliamente anunciado en los medios de comunicación, para justificar el día y la hora de la convocatoria electoral.

Esta ha sido una campaña controvertida. Para empezar, Ahern se ha visto envuelto en algunas de las investigaciones sobre posible corrupción que han asolado particularmente a su partido, Fianna Fail, socio mayoritario de la coalición de gobierno en Irlanda, que investigan las donaciones a partidos y, especialmente a políticos irlandeses. La campaña comenzó con la revelación de la cesión de 30.000 libras irlandesas por parte de un empresario. Tras los iniciales titubeos, Ahern afirmó que el dinero había sido un regalo a su novia.

A ello se une el trasfondo de la huelga de las enfermeras de la sanidad pública, que reivindican la jornada laboral de 35 horas, al igual que otros profesionales de la medicina. La huelga de las enfermeras sirve para ilustrar una de las principales cuestiones a debate en estas elecciones: la calidad de los servicios públicos. Los autobuses no llegan, los trenes lo hacen con retraso y sin posibilidad de satisfacer la demanda creciente creada por los precios de la vivienda, que alejan a la población de sus centros de trabajo y les obligan a viajar mayores distancias. Recientemente, una obra mal calculada en la N-11 causó retrasos de hasta cuatro horas a aquellos que intentaban regresar a sus hogares después de su jornada laboral.

crisis en la sanidad

A ello se une la crisis de la atención de urgencia en los hospitales (de cinco a diez horas de espera en fin de semana, los pacientes en camillas en los pasillos, la cancelación de operaciones, el creciente número de infecciones, ya endémicas, debido a la falta de higiene en los hospitales.

Por su parte, en las escuelas organizan rifas para conseguir suficientes fondos para enmendar lo que los escasos presupuestos estatales no llegan a cubrir, incluyendo los gastos de calefacción, y ahora cientos de niños de entre cuatro y cinco años se encuentran sin plazas en la enseñanza primaria por falta de planificación en la construcción de nuevas barriadas que no cuentan con servicios mínimos.

Y la tercera cuestión a debate es la posible conformación del nuevo gobierno. Las encuestas auguran una caida de los PDs (Demócratas progresistas), que pierden seis de sus ocho diputados, y de Fiana Fail, que perdería ocho y se quedaría con 72, lo que haría imposible reeditar un gobierno de la misma coalición.

Igualmente, la coalición arcoiris, Fine Gael, Labour y los Verdes conseguiría un número similar de diputados, lo que apunta a que sería Sinn Féin, que se espera que doble su representación para conseguir diez diputados, el partido que tendría en la llave la formación de gobierno.

Hasta ahora, todos los partidos niegan la posibilidad de formar gobierno con los republicanos, a pesar de que el líder de Sinn Féin, Gerry Adams, ya ha advertido que quieren estar en el gobierno y de q ue reiteradamente ha denunciado la hipocresía de los partidos irlandeses, que se felicitan por la formación de un Ejecutivo multipartito en el norte con presencia de Sinn Féin mientras se niegan a aceptar una situación similar en la república.

Lo que está claro, y Adams también lo sabe, es que la negociación se iniciará cuando se conozcan los números la próxima semana, y para entonces la actitud de los partidos mayoritarios podría ser muy distinta en lo que se refiere a una eventual colaboración republicana.

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