Después de barajar el sustituto de Porfirio Fisac para el banquillo de Bruesa GBC para la temporada 2007/2008 entre varios técnicos, San Sebastian Gipuzkoa Basket llegaba ayer a cerrar el fichaje del técnico gasteiztarra Pablo Laso para tal misión en la temporada que viene. El club donostiarra presenta a su nuevo primer entrenador hoy mismo a partir de las 11.00 en la sala de prensa de Illunbe.

La misión del entrenador alavés no será nada sencilla, ya que asume la responsabilidad de hacer de Bruesa GBC un conjunto competitivo en la Liga LEB, que se mantenga permanentemente en los puestos de play off de ascenso, según los deseos expuestos por el presidente de la entidad guipuzcoana, Miguel Santos, la semana pasada.

Experiencia en la LEB

Si la experiencia es siempre un grado muy a tener en cuenta, a la hora de liderar un proyecto en una liga tan dura como es la LEB, mucho más.

La experiencia previa, más allá de la edad, en esta categoría era una de las premisas que el club donostiarra buscaba, junto con «el hambre y la ilusión por entrenar, la capacidad de liderazgo y la experiencia en llevar situaciones complicadas», según lo que el presidente de San Sebastian Gipuzkoa Basket había revelado en su última comparecencia pública.

Y a fe que Pablo Laso cumple con tales premisas. Sus dos últimas temporadas las ha pasado en Cantabria, como entrenador del Alerta, que se ha mostrado como uno de los punteros de la LEB, pese a no consumar el ascenso.

No obstante, la experiencia de Pablo Laso en los banquillos es extensa y, ante todo, variada, y concentrada en muy pocos años. Pese a ser un técnico joven que aún no ha cumplido 40 años -se retiró en 2003 después de un largo periplo como jugador, tras debutar en la máxima categoría a los 16 años de la mano del legendario Xabier Añua, con grandes temporadas en el Taugres Baskonia, campeón de Copa, y el Real Madrid, sobre todo- tiene una experiencia como entrenador de lo más variada.

Su «bautismo de fuego» en los banquillos se remonta a la temporada 2003/2004, en el que entrenó al Cerámica Leoni de LEB2, equipo a la sazón vinculado al Pamesa Valencia.

Al año siguiente, el gasteiztarra debió hacerse con el mando del Pamesa Valencia, de la Liga ACB, debido al inacabable baile de movimientos en el banquillo valenciano. Laso tuvo a su cargo una de las mejores plantillas de la liga, con jugadores de la talla de Tomasevic, Oberto o Antoine Rigaudeau. No obstante, la infinita presión del «cuadro azulejero» -además de una inacabable plaga de lesiones que impidió el desarrollo de su juego- impidieron a Laso terminar la temporada y fue cesado tras 25 partidos.

Después de asentarse como técnico solvente en la LEB, Laso tendrá la posibilidad de demostrar ahora en el Bruesa GBC su valía como entrenador y lo hará en un equipo «atractivo, ya que es un club joven con un proyecto sólido de crecimiento al margen de los resultados» según confesó el propio Pablo Laso.