«Es divertido ver cómo un político de derechas da un mitin izquierdista»
Protagonista de «2 rivales casi iguales»
Nacido en Bilbo, Andoni Gracia reside en Los Angeles (EE.UU.). Bajo la dirección del tudelano Miguel Ángel Calvo Buttini protagoniza «2 rivales casi iguales», una comedia rodada principalmente en Donostia y el norte de Nafarroa y que pretende ser una parodia sobre la vida política, que llega hoy a las carteleras. Retrata la historia de dos hermanos gemelos que compiten por la presidencia de la nación.
Amalur ARTOLA | DONOSTIA
A pesar de que «2 rivales casi iguales» cuenta con un reparto de una veintena de actores, es el bilbaino Andoni Gracia quien se encarga de los dos personajes principales; Nacho y Jaime, hermanos gemelos enfrentados a raíz de las elecciones.
¿Qué le atrajo de «2 rivales casi iguales»?
Me atrajo el hecho de tener que hacer los dos protagonistas siendo hermanos gemelos, porque es un reto y es algo que supongo que a cualquier actor le apetecería hacer; construir dos personas diferentes, aunque por fuera sean idénticas. Me atrajo la relación que hay entre los dos hermanos gemelos, porque, a pesar de que hay muchas diferencias entre los dos, sobre todo en lo político y en lo social -tanto la manera de ver el mundo como la visión política-, los dos se adoran.
Los gemelos se diferencian únicamente por un lunar, la raya del pelo y el color de la corbata pero, ¿en realidad, son tan parecidos?
Sí, bueno, empiezan siendo muy diferentes. Uno es un cirujano muy importante, extrovertido, comprometido con el mundo, que en cuanto tiene vacaciones se va con Médicos sin Fronteras a Guatemala. Una persona con look de aventurero, un triunfador, digamos, sin hacer excesivo esfuerzo. Uno de estos tipos que nos suelen gustar más a todos.
El otro hermano es el vicepresidente del Gobierno cuando comienza la película. Es más introvertido y meticuloso, lo piensa todo mucho antes de hacerlo. Es un tipo también con muchísimo éxito, pero todo lo que ha conseguido lo ha logrado a base de mucho trabajo.
Y, durante el transcurso del filme, se van transformando.
El médico se mete en política porque le empujan y, como le ha pasado durante toda su vida, cuando empieza con algo todo le sale bien. A mitad del guión, es candidato a la presidencia del Gobierno por un partido de izquierdas, en contra de su hermano, que es de derechas. El médico empieza a llevar traje, corbata, le afeitan la barba, tiene que ir peinado... estas cosas que les hacen los asesores de imagen... ¿No te has fijado en los políticos que, cuando toman el poder, son iguales físicamente? Pues es un poco eso; cuando más se va metiendo el política, más se va acercando, sobre todo físicamente, al tipo de persona que es su hermano.
El filme cuenta con una veintena de personajes, ¿cómo ha sido el rodaje?
A veces un poco liante. Por lo que a mí respecta, había que establecer muchas relaciones dos veces. Porque, claro, si te llega la mujer de Nacho -uno de los dos personajes que yo hago-, tenía que trabajar la relación de Nacho con su mujer, pero también la del hermano de Nacho con la mujer de Nacho... Y esto con todos los personajes, porque la mayoría están directamente relacionados con los dos hermanos, porque o bien son familia o bien son amigos del pueblo, de uno o del otro. Al final, era ir contra ti mismo, un cachondeo; rodar una escena y luego cambiarte, y grabar la misma escena con lo que tu hermano había hecho antes...
Muchas horas de maquillaje y vestuario...
Pues sí. Había veces en las que no sabía ni qué papel me tocaba. La verdad es que fue divertido y, bueno, nos liamos muy poco para lo que nos podíamos haber liado. Hicieron un buen trabajo las chicas de maquillaje y vestuario. Nos teníamos que pasar la vida juntos, así que, más nos valía llevarnos bien.
El filme habla del bipartidismo de una sociedad en la que los partidos políticos y los líderes de los mismos son cada vez más parecidos. ¿Cree que es el reflejo de la realidad?
Pues sí, la verdad. Básicamente, creo que el chiste base de la comedia `2 rivales casi iguales' es que, salga quien salga, van a ser los mismos, porque son idénticos, prácticamente iguales. Obviamente es una parodia, en la vida real no es exactamente lo mismo; no es lo mismo que gobierne Bush o lo haga Clinton -yo, por lo menos, prefiero a Clinton, aunque no sea Teresa de Calcuta...-. Creo que hay bastante desencanto político entre otras cosas por esto, porque uno sabe que, digan lo que digan en las campañas electorales, una vez de que llegan al poder todo se mira de otra manera. Es como que se rebajan, y es un poco más de lo mismo durante todo el rato. Con algunas diferencias, pero no demasiado grandes. Bueno, yo qué sé, tampoco soy político.
Curioso lo de las siglas: P.C. (Partido Conservador) y P.P. (Partido Progresista).
¿Tiene coña, no? A mí me encanta, me gustó mucho. Pero bueno, ya se verá en la película, tampoco quiero desvelar cosas... Diré que es divertido ver cómo un político de derechas da un mitin de izquierdas. No más.
Para la caracterización, ¿se fijaron en los representantes políticos?
Lo primero que tuve que hacer fue engordar, unos ocho o nueve kilos, para tener una constitución física más acorde a la de un político. Pero, bueno, por mi parte no fue difícil ganar esos kilos porque, como rodábamos la mayoría del tiempo en San Sebastián, que se come maravillosamente, fue todo un placer... Todos los días, Buttini me «chequeaba»: me agarraba con los dos puños la barriga y me preguntaba, «¿no me estarás adelgazando, eh?». Por lo demás, tuve que ganar edad. Primero me hice unas canas permanentes, pero para el rodaje se usó más el maquillaje.
Tras recibir la propuesta, se trasladó desde Los Angeles para aparecer a la entrevista con Buttini caracterizado del hermano político.
Sí, la verdad es que fue gracioso, me lo pasé bien. Te cuento: él tenía dudas, porque yo era joven para el personaje. Yo estaba en Los Angeles, hablé con él por teléfono y me contó sus dudas. Le pregunté que cuándo le podía ver y quedamos en una semana en Madrid, en frente del Fnac. Me compré un billete de avión, me fui a un peluquero y le pedí que me pusiera canas, pero que parecieran reales. Me hizo creo que una permanente de canas, salt & pepper lo llaman, así a lo Richard Gere. Me puse un traje con una corbata estupenda, un abrigo largo, con el maletín y todo el rollo, y me subí al avión. Me presenté, creo que a las 10.00 h., en la puerta del Fnac, tres horas después de llegar, vestido de vicepresidente del Gobierno y con el pelo de Richard Gere... Buttini ni me reconoció y se quedó cuadrado. Le digo: «¿Miguel Ángel Buttini? Encantado. Soy Nacho González-Zea, vicepresidente gel Gobierno». Se empezó a reir y me dijo, «pero, tío, ¿qué te has hecho?». Y, nada, parece que se le quitaron las dudas, porque me dio el papel. Luego no se usaron tantas canas en la película, pero por lo menos para eso funcionó, que no es poco. Estuvo bien.
A. A.