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Fraude en la integración laboral de las mujeres en la industria

«Somos soldadoras y hacemos cajas de cartón»

La Diputación de Bizkaia lanzó hace un año el programa «Emakintza» en medio de un gran despliegue propagandístico. Su objetivo fue integrar a un centenar de mujeres en profesiones tradicionalmente desempeñadas por hombres. Tras una serie de cursillos de formación, las trabajadoras han entrado en la realidad de las empresas y se han dado cuenta de lo que denominan el «mayor timo social». Quienes se han formado en soldadura hacen cajas de cartón y quienes eligieron el taller mecánico descargan tablones y troncos, sin descanso. Los empresarios pueden llegar a recibir 18.000 euros por cada uno de esos empleos femeninos, un chollo.

Juanjo BASTERRA

Nos han formado en un oficio, pero a la mayoría no nos sirve para nada», así se explica una de las mujeres trabajadoras que accedió al programa «Emakintza» de la Diputación foral de Bizkaia, que es, a juicio de las mismas, «un timo social», porque han topado con la realidad empresarial. El diputado foral de Empleo, Julio Artetxe (EA), junto a representantes del Gobierno de Lakua y de BBK, presentaron hace un año este proyecto. Julio Artetxe explicó que se trataba de «romper las paredes de cristal» que separan a hombres y mujeres en los centros de trabajo y dar los pasos hacia la igualdad en el mundo del trabajo. La discriminación por razón de género predomina en la UE y en Euskal Herria, No hay duda. La OCDE y la Comisión Europea reconocen abiertamente que las mujeres perciben un salario inferior en un 20% al de los hombres y están discriminadas a nivel laboral, aunque esa franja de desigualdad se extiende a más del 3o% en las empresas vascas.

La Diputación de Bizkaia se marcó el objetivo de integrar a un centenar de mujeres con cargas familiares en profesiones industriales «tradicionalmente desempeñadas por hombres». Sobre el papel, fue un elemento esperanzador, sin embargo no ha conseguido quebrar ese muro de cristal, que la administración foral pretendía derribar y que separa a hombres y mujeres en las empresas. Lo dicen un grupo de mujeres que están participando en «Emakintza» y que no se atreven a que aparezcan ni sus nombres ni las empresas en las que trabajan, porque están sufriendo «malas experiencias» y «tenemos miedo a represalias por parte de las empresas y de la Diputación vizcaina, sin duda».

Durante más de 120 días recibieron formación en diferentes materias técnicas: soldadura, tubos, taller mecánico, carpintería y otras especialidades. La Diputación les entregó 600 euros mensuales a las 107 trabajadoras que están participando en el programa. En mayo, se han incorporado a las 43 empresas de la geografía vizcaina que se inscribieron en el programa foral. En pocos días han contemplado como «el derecho al trabajo, a la libre elección de profesión u oficio, a la promoción a través del trabajo sin discriminación alguna» no son derechos básicos, como anticipaba la Diputación de Bizkaia en el decreto foral, sino adornos de la legislación laboral y social, ya que ni se cumplen ni se hacen cumplir.

Las trabajadoras han mantenido encuentros entre ellas en las que ha quedado patente el malestar sobre su situación. Este diario ha contactado con tres de ellas y, sin embargo, no ha logrado una visión oficial del asunto, pese a intentarlo en repetidas ocasiones. Una de estas trabajadoras explica que «me prepararon para soldadura, pero no estoy haciendo eso, estoy haciendo cajas de cartón». Recuerda que tarda más de hora y media para llegar al trabajo al que ha sido destinada. «Se suponía, como nos dijeron en la Diputación, que podríamos conciliar la vida laboral con la familiar, pero entre las horas de trabajo y la vida en la carretera no tienes tiempo». Percibe 700 euros en esa situación de prácticas en la empresa, pero reconoce que «si al cabo de tres años la hacen fija, llegará a cobrar entre 800 y 900 euros» y, sin embargo, se gasta más de 300 euros en la carretera. «Nos han timado. Nos las han hecho pasar putas para sacar los créditos de los cursos y ahora hacen lo que les da la gana». Según explicaron las tres a este diario, una parte de las 107 trabajadoras «se ha descolgado o tiene intención de hacerlo, lo que ocurre es que en la bases de la Diputación indican que quien se vaya antes debe devolver las ayudas recibidas. ¡Cómo vamos a hacer eso, si tenemos hijos y familiares mayores a los que mantener y ya nos lo hemos gastado!».

Señalan que están «desencantadas» y advierten de que su contacto con la empresa «ha sido muy duro porque tienes muchas presiones». Otra afirma que «la incorporación laboral es un bulo». Lo que han hecho, según explica, es «entregar mano de obra gratis a los empresarios para decir que hacen algo por la integración de las mujeres, pero la realidad es que estamos pilladas. Muchos empresarios nos tratan mal».

Otra reconoce que «hay varias chavalas que hicieron el curso de taller mecánico y se dedican en una empresa descargar tablones y troncos. El lunes y martes están mirando al cielo, y miércoles, jueves y viernes trabajan como desconsoladas». Todas ellas se quejan de lo alejadas que se encuentran las empresas de sus domicilios «salvo cuatro casos contados», lo que les reduce el salario de forma considerable . «No tenemos futuro. No podemos vivir así. Si nos hacen contratos fijos, para el empresario estará muy bien porque recibirá 18.000 euros en total, pero nosotras no podemos vivir»

«Las beneficiadas del programa emakintza resultan ser las empresas privadas que inserten a las mujeres»

La información oficial de Diputación de Bizkaia reconoce, entre los objetivos que persigue con este programa, que «las grandes beneficiadas de «Emakintza» son las empresas privadas que inserten en sus plantillas a estas trabajadoras. Estas empresas -según la información que se distribuyó hace más de seis meses- firmarán un convenio de adhesión al programa, que recogerá sus derechos y obligaciones, y percibirán 18.000 euros a fondo perdido por cada mujer contratada a jornada completa». Este pago se realiza de forma escalonada. Esta realidad demuestra que los empresarios son los que no cumplen con las reglas de igualdad en cuanto a la contratación y, a cambio, lo que reciben es un premio. También queda claro el gran fraude que se esconde en los sistemas de contratos de prácticas. Este programa no es una excepción, sino que muestra una realidad general. Un empresario quiere mano de obra, pero quiere que le salga gratis, así obtiene más beneficios. J. BASTERRA

37 años de edad y separada es la radiografia de «emakintza»

El programa inició su andadura hace un año. Se inscribieron 530 mujeres, que buscan formación y trabajos estables. Así, 43 empresas demandaron 107 trabajadoras, con una perfil medio de 37 años y separada. Los empleos otorgados, según la información oficial de la Diputación de Bizkaia, se distribuyeron de forma mayoritaria entre fabricación mecánica (69) y electricidad y electrónica (13). Otras entraron en ventas, calidad, almacenaje, artes gráficas, transporte, montaje, control de obras y peonaje. Según la Diputación, para cubrir esa demanda se impartieron 72 cursos de formación, tras los que las mujeres se mostraron contentas de la formación recibida en mecanizado, fresador, soldadura, calderería y pintura, entre otros. Diputación, Gobierno de Lakua y BBK aportarán 3,3 millones para financiar el programa. Las ayudas eran compatibles con otro tipo de subsisdios. J. BASTERRA

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