ELECCIONES EN EUSKAL HERRIA
Ultimo día de reparto de globos
La campaña electoral se cierra esta noche. Durante quince días los partidos se han lanzado a la búsqueda de los votos y cada cual lo ha hecho a su manera, enseñando su mejor cara y tratando de ocultar sus contradicciones. En pocas horas llegará el momento de los electores, aunque en Euskal Herria muchos de ellos tengan ya de antemano limitadas sus opciones de elegir a los candidatos que quisieran.El PNV ha diferenciado el mensaje de sus candidatos gobernantes de los aspirantes, e incluso el lehendakari y el presidente del EBB han utilizado registros diferentes. El caso de Irun se ha convertido en un obstáculo. La Asociacion Lucha contra el publicó en 2003 informe titulado mortalidad de Europa». En él se que la mortalidad tumores malignos Araba tiene una del Estado. La izquierda abertzale tiene el reto de movilizar a sus bases con una papeleta que será anulada en gran parte del país. Pero cuenta con el aliciente de volver a retomar importantes alcaldías.
Iñaki IRIONDO
Alas 12 de esta noche Cenicienta perderá sus lujosos ropajes, el carruaje volverá a ser una calabaza y los cocheros quedarán reducidos a ratoncillos. Se acaba la campaña, así que hoy es el día para agotar la reserva de globos, gorros, mecheros y balones, entregar los últimos dípticos y trípticos, y lanzar los mensajes definitivos que queden para los periódicos de mañana, día de reflexión. Alcaldes y candidatos no tendrán que volver a mercados, plazas y jardines de barrio que no habían pisado en los últimos cuatro años. La suerte está echada. Ya sólo queda esperar al veredicto de la ciudadanía.
A lo largo de estos quince días -en realidad durante las últimas semanas- los partidos han ido fijando sus posiciones ante los electores a diferentes niveles.
El PNV, por ejemplo, ha puesto a sus diputados generales y alcaldes a defender la gestión realizada y lanzar nuevas promesas que en las últimas legislaturas ni se les habían ocurrido o no habían tenido tiempo de poner en marcha. Entre tanto, los aspirantes -fundamentalmente en Gasteiz y Araba- se han centrado en hacer ver que para la ciudadanía resultaba insoportable seguir otros cuatro años con los actuales gobernantes. Además, los jeltzales han puesto en escena a sus dos primeros espadas y con discursos bien diferenciados. El lehendakari, Juan José Ibarretxe, ha sido el encargado de poner en valor su tripartito, al que ya suma también a Aralar, como «cauce central de la sociedad vasca», mientras defendía esencias como la del derecho a decidir. Josu Jon Imaz, por su parte, se ha encargado de atacar a la izquierda abertzale y de aclarar que, a partir del lunes, se cerrarán cuantas fórmulas de coalición sean necesarias para amarrar en poder en el mayor número de lugares posible.
Su campaña se ha visto salpicada por el caso de corrupción en la delegación de Hacienda de Irun, cuyos efectos han tratado de paliar vendiendo que, después de tantos años viendo engordar patrimonios a su alrededor si tomar ninguna medida, eran los máximos interesados en investigar el caso «caiga quien caiga».
La apuesta del PNV en Nafarroa es NaBai, donde se agrupa con EA, Aralar y Batzarre. Su campaña ha estado centrada en la defensa del cambio de gobierno y condicionada por su aspiración de acceder tanto al Ejecutivo foral como a la alcaldía de Iruñea. Nafarroa Bai tiene a su favor la posibilidad de aglutinar el voto que desde un ámbito abertzale apuesta por descabalgar a Miguel Sanz, más aún con la ilegalización de las listas de la izquierda abertzale al Parlamento. En su contra juega el hecho de que los integrantes de la coalición tienen posiciones divergentes sobre cuestiones sectoriales -como por ejemplo el TAV o la presa de Itoitz- y en las soluciones de compromiso que adoptan están primando las posiciones mas acomodaticias al statu quo. A NaBai le han reprochado que haya hecho dejación de señas de identidad como la ikurriña y haya dejado de hablar de Euskal Herria.
El PSN ha atravesado la campaña como un funambulista sin red. Dicen que para pasar el cable hay que fijarse en un punto imaginario y no perderlo de vista aunque sea imposible alcanzarlo. Y Fernando Puras ha situado ese punto imaginario en la ficción de que puede ser el candidato más votado, lo que le evita hacer incómodos pronunciamientos sobre los futuros pactos postelectorales. UPN le acusa de estar dispuesto a vender Navarra, unas veces es a los vascos y otras a ETA, dando la impresión de que para los de Miguel Sanz unos y otros son prácticamente lo mismo.
Sus compañeros del PSE han apostado por una campaña de mantenimiento. Transmiten la imagen de que entienden que no corren peligro de perder los ayuntamientos que gobiernan y que tampoco tienen excesivas posibilidades de alcanzar aquellas instituciones en las que hoy están en la oposición. La única excepción serían el Ayuntamiento de Gasteiz y la Diputación de Araba, y crece la impresión de que, si las cuentas salen, es posible que lleguen a un acuerdo de reparto con el PNV.
La derecha española tiene precisamente en Nafarroa y Araba sus principales bastiones. PP-UPN ha tratado de hacer de estos comicios al Parlamento foral una cuestión de Estado. El primer gran acto electoral fue la marcha rojigualda del pasado 17 de marzo, donde la supuesta identidad diferenciada navarra quedó arrumbada por una oleada de ensalzamiento de la españolidad. PP-UPN disfrazan su temor a perder los resortes de poder (con todas las regalías que ello supone) con el fantasma de que su caída pondría en peligro la esencia de Nafarroa.
En el resto de herrialdes los focos del PP se han repartido entre Donostia y Gasteiz-Araba. En la capital donostiarra, donde históricamente la derecha española siempre ha tenido peso, su candidata, María José Usandizaga, ha intercalado los mensajes relacionados con ETA en la línea más dura del dúo Acebes-Zaplana, con promesas electorales que en algunos casos se antojaban cartas a los reyes magos. Todo ello salpimentado con ataques a Odón Elorza. En Araba y Gasteiz el tono ha sido más institucional, como corresponde al partido que gobierna. Y en la recta final de campaña, como casi sin querer, Alfonso Alonso ha deslizado la idea de que si el PP no es el partido más votado él renunciará a intentar volver a la alcaldía y que lo mismo podría hacer el candidato a diputado general, Javier de Andrés.
La campaña de la izquierda abertzale ha estado marcada por la prohibición de la gran parte de sus candidaturas. Su mensaje ha tratado de trascender a la cita electoral, para convertirlo en una apuesta por el proceso de resolución democrática del conflicto. En la medida en que las protestas por el apartheid interferían en los actos de otras candidaturas, la izquierda abertzale ha vuelto a ser colocada en el centro de la diana de sus críticas por el resto de partidos.
La izquierda abertzale se ve nuevamente ante el reto de movilizar a sus bases para que el próximo domingo vayan a votar con unas papeletas que en una amplia parte del país serán anuladas. Sin embargo, cuenta con el aliciente de que también puede volver a recuperar importantes alcaldías de las que nunca le desalojó la voluntad popular, sino unas leyes expresamente redactadas con ese fin.
La batalla de EA es la de conseguir hacerse oír. Su campaña ha estado dirigida a marcar la diferencia con respecto al PNV y ciertas declaraciones recientes de Josu Jon Imaz le han ayudado a ello. Su mensaje se ha centrado en la idea de que «hay otra forma de hacer», lo que resulta sorprendente en un partido que participa del gobierno en la CAV, en la Diputación de Gipuzkoa y en la de Bizkaia y en el Ayuntamiento de Bilbo. Llamativamente, en mensaje coincide con el empleado por el PNV allí donde los jeltzales están en la oposición. EA se juega este domingo buena parte de su futuro.
La coalición entre EB y Aralar se ha centrado en su papel de izquierda responsable y útil entendiendo por tal aquella que puede formar parte de alianzas de gobierno y condicionar así la actuación de sus socios mayoritarios como el PNV.
Muchos de estos y otros mensajes de campaña forman parte del merchandising de cada partido. Es probable que algunas de las ideas lanzadas las empiecen a recoger esta misma noche cuando se desmonten tablados, para, junto a las banderitas, guardarlas hasta la próxima.