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Praileaitz: régimen de plena protección o régimen de cementocracia

La pelota de la conservación del importante yacimiento paleolítico de Praileaitz y su entorno, amenazados por la cantera de Sasiola, del grupo Amenabar, está ahora más que nunca en el alero del Departamento de Cultura de Lakua. En realidad, nunca ha estado en otra parte, pues es el único competente, por mucho que haya sido la Diputación de Gipuzkoa la que públicamente más ha salido al quite en esta polémica, y lo haya hecho además sin ninguna fortuna. Desde luego, tal y como han ido las cosas, seguro que los responsables forales se han arrepentido en más de una ocasión de haber intervenido como han intervenido.

El Departamento que dirige Miren Azkarate, sin embargo, hasta ahora se ha limitado a callar y a posponer la publicación del decreto sobre el régimen de protección definitivo del yacimiento Praileaitz I. Mientras, la explotación de la cantera no sólo no ha cesado o siquiera menguado, sino que incluso se ha incrementado, de modo que no sólo es legítimo sino también muy lógico pensar que el Departamento de Cultura trabaja sobre un decreto «de mínimos» y, por tanto, ha decidido posponer su publicación hasta después de las elecciones para evitar la impopularidad que en plena campaña le podría acarrear al partido que lo gestiona un decreto que no ofreciera total garantía de protección del yacimiento y su entorno.

Paradójicamente, ha sido esta misma dilación la que ha permitido que un importante sector ciudadano, cuya principal expresión es Praileaitzen Lagunak, asociación respaldada por numerosos profesionales de la cultura, haya tenido tiempo de desarrollar su actividad en favor de la conservación del yacimiento y su entorno, y, al calor de esta actividad, hayan surgido nuevas posibilidades, como la permuta recientemente planteada por el alcalde de Deba, que, al menos en principio, incluso la Dirección de Minas parece considerar viable.

En este contexto, el hecho de que la sociedad Aranzadi, a pesar de las evidentes presiones que ha sufrido, haya dado a conocer públicamente que considera imprescindible conservar no sólo la cueva de Praileaitz I, sino el conjunto de la ladera en la que se abre, es de suma importancia.

Tal y como están las cosas, que Lakua publicase, incluso después de las elecciones, un decreto con un régimen de protección para Praileaitz no ya «de mínimos», sino por debajo siquiera del criterio manifestado por los científicos, sería muy difícil de explicar para el departamento de Miren Azkarate e imposible de entender por parte de la ciudadanía, salvo que se dé por sentado que el régimen de gobierno real de este país es la cementocracia.

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