Los trabajos de los más de mil delegados, procedentes de 36 países y en representación de casi un centenar de organizaciones, concluyeron con el `Manifiesto de Sevilla', en el que se establece la acción en toda Europa para los próximos cuatro años, que la CES considera decisivos porque está en el aire la aprobación del Tratado Constitucional y la inclusión en ese texto de la carta de derechos sociales fundamentales.

La CES establece, en una resolución de urgencia aprobada por unanimidad, que dicha Carta es una parte fundamental del futuro de Europa y deja claro que no apoyará ningún Tratado Constitucional que no conceda a la Carta un estatus legal y sin ambigüedades.

La CES reivindica el pleno empleo y un mercado laboral que ofrezca mejores puestos de trabajo, fortalecer el diálogo social, luchar por sindicatos más fuertes y con más influencia en las decisiones políticas en Europa y la defensa del crecimiento sostenible y la solidaridad regional.

El congreso eligió presidenta a la líder sindical sueca Wanja Lundby-Wedin en sustitución del español Cándido Méndez, secretario general de UGT.

Entretanto, la responsable del área internacional de ELA, Laura González de Txabarri, se refirió en su intervención en Sevilla a la crisis en que atraviesa el proceso de construcción europea, señalando que «sólo una Europa con una dimensión social real, será capaz de garantizar la confianza y adhesión de los trabajadores y trabajadoras».

González de Txabarri dijo que «frente a los que consideran que la razón del estancamiento actual hay que buscarla en el rechazo por Francia y Holanda al Tratado», para ELA, «el no de estos países, nuestro propio no, no es la razón de la crisis, sino su resultado».