La caza furtiva y la destrucción de su hábitat diezma a los tigres
ndia, hogar de la mitad de los tigres en libertad del mundo, ha advertido con alarma de que la caza furtiva y la destrucción de su hábitat natural ha hecho caer en picado el número de estos felinos en los últimos cinco años. I
Así lo revelan los datos parciales del último censo -los finales se conocerán en diciembre-, que, según advirtieron ayer algunos expertos, no dejan lugar a dudas: es imprescindible hacer algo o dentro de poco uno de los animales orgullo de India será historia.
Encargado por el Gobierno, el estudio ha desvelado que de los 1.233 ejemplares censados en 2002 en 16 reservas de cuatro grandes estados del centro y oeste de India, sólo quedan 490, lo que supone un descenso de más del 60%. «Estos datos deberían despertar a las autoridades», denunció el responsable de proyectos de la Sociedad para la Protección de la Fauna y Flora (WPSI), Tito Joseph, que reclamó la puesta en marcha de un departamento «de control del delito contra la Naturaleza».
Detrás de la desaparición de los tigres se encuentra el imparable avance de la presencia humana, que supone la destrucción de su hábitat natural, y, sobre todo, la actividad de los cazadores furtivos, que en los últimos años han matado a 529 de estos felinos, según la WPSI.
La mayoría de los tigres capturados de forma ilegal terminan en China, donde pueden alcanzar precios astronómicos en el mercado negro en virtud del altísimo valor que se concede a sus pieles y las supuestas propiedades terapéuticas de algunas de sus partes. China está intentando que se levante la prohibición a comerciar con partes del tigre, a lo que India se opone alegando que ello aceleraría la caída del número de ejemplares en estado salvaje.
Situación crítica
Con comercio o sin él, los grandes felinos son cada vez menos y desaparecen a un ritmo cada vez mayor, según el censo del Instituto de Vida Salvaje de la India (WII), que advierte de una situación especialmente crítica en las regiones de Madhya Pradesh y Chattisgarh, donde la población de tigres se ha reducido, desde 2002, de 710 a 276 y de 227 a 26, respectivamente.
Además, en Maharashtra hay 102 tigres frente a los 238 que había hace cinco años, mientras que en Rajastán la cifra ha pasado de 58 a 32.
El primer censo de tigres de la historia de India lo realizó en 1960 una organización ecologista no gubernamental, que los cifró en unos 1.800 ejemplares. En 1973, otro elaborado por el Proyecto Tigre, organismo creado para la protección de estos animales, elevó el número a más de 1.800, y desde entonces la población creció hasta alcanzar en 2002 los 3.700 ejemplares (1.233 de ellos en los cuatro estados ahora censados).
Ante esta situación, algunos ecologistas han propuesto crear un cuerpo de policía dedicado sólo a velar por el bienestar de estos animales, mientras que otros, como el vicepresidente de la Fundación para la Fauna y la Flora de la India, Ashok Kumar, insisten en la importancia fr concienciar a la población. Kumar se refirió, en concreto, a los envenenamientos de tigres por parte de campesinos que pretenden evitar ataques a su ganado, ante lo que propuso ofrecer compensaciones económicas por el ganado perdido y reforzar las patrullas de vigilancia.
El Ministerio de Medio Ambiente insiste en que el informe no es definitivo, lo que no ha servido para aplacar los ánimos.
La situación, según Kumar, está clara: o el Gobierno actúa rápidamente o «leeremos sobre los tigres en nuestros libros de historia».
GARA Nueva Delhi