La CE baraja proponer en el proyecto para revisar la Organización Común de Mercado (OCM) del vino un presupuesto específico para incentivar el abandono de 200.000 hectáreas, con lo que reduce a la mitad sus expectativas de arranque frente a las 400.000 hectáreas propuestas hasta ahora. Según el borrador el objetivo será eliminar un 6% del total de las vides de la Unión, actualmente de 3,4 millones de hectáreas frente al 12% de la propuesta inicial.

La ayuda para el arranque empezaría con una partida más alta de la UE en 2009 y la prima iría descendiendo un 20% anualmente hasta 2013.

En el caso de los «sobres nacionales» -ayudas gestionadas por cada Estado- sería a la inversa, es decir el importe aumentará anualmente. En 2009 la ayuda media por hectárea arrancada sería de 7.174 euros; en 2010, de 5.739 euros por hectárea; 4.591 euros por hectárea, en 2011; 3.673, en 2012 y 2.938 euros, en 2013. Sin embargo, Bruselas estudia que los gobiernos puedan frenar el arranque si supera el 10% de sus viñas y que lo limiten en zonas montañosas, o áreas con problemas ambientales.

La Comisión prevén mantener el presupuesto actual de la OCM (1.300 euros anuales) y repartirlo entre los fondos para el arranque y sobres nacionales que cada gobierno distribuiría según su criterio.

Asimismo, Bruselas estudia plantear que se supriman apoyos como la destilación de alcohol de uso de boca (usado para brandy), el almacenamiento privado y al mosto.

La promoción del consumo del vino se hará dentro de los sobres nacionales y también se prevé una transferencia de fondos de desarrollo rural para las regiones vitivinícolas (entre 100 o 200 millones del presupuesto de la UE) según el año.

Dinero para los Estados

Dentro del presupuesto de la UE el montante para el arranque sería de 430 millones de euros en 2009; de 287 millones, en 2010; 184 millones, en 2011; 110 millones, en 2012 y 59 millones, en 2013. Bruselas calcula que en 2009 se arrancarán 60.000 hectáreas; 50.000 en 2010; 40.000 en 2011; 30.000 hectáreas en 2012 y 20.000 en 2013. Además, los «sobres nacionales» se distribuirían entre los países según criterios como la superficie de cultivo, la producción y su gasto histórico. El montante total para esas asignaciones será de 632 millones de euros para toda la UE en 2009, aumentará a 863 millones en 2010 y posteriormente se iría situando en un monto entre los 830 millones y los 850 dependiendo del año.

Los países podrán destinar esa asignación a actuaciones de reconversión, apoyos para promoción, cosecha en verde y medidas nuevas de gestión de crisis como seguros y mutuas.

Asimismo, la Comisión proyecta suprimir desde 2014 los derechos de plantación, que actualmente restringen el cultivo de viñas, pues considera que ésta es la fecha correcta para liberalizarlo, ya que entre 2008 y 2013 se debe ayudar a que «abandonen con dignidad el sector» los que no pueden competir.

La CE quiere simplificar el etiquetado, estableciendo una regulación que se aplique a todas las categorías de vino. Esto implica más flexibilidad y suprimir la distinción actual entre las reglas sobre las etiquetas de vinos con y sin denominación de origen (DO), para que en las botellas de todos los caldos pueda incluirse la variedad y la añada y no sólo a los que cuentan con DO. Asimismo, Bruselas prevé prohibir el añadido de azúcar al vino,.

La reforma afecta de forma especial a la agricultura alavesa en uno de sus principales productos, que se suma a la reforma en torno al segundo cultivo, la remolacha, también a debate en Europa.

Respecto a la OCM del vino, el sector vitivinícola alavés ha rechazado la propuesta que hace Bruselas para competir con vinos procedentes de Chile, Argentina, EEUU o Australia.

Etiquetado

En opinión del sindicato UAGA, la política de la UE debe ser fomentar la calidad y la promoción de los vinos propio. Por ello, rechaza la liberalización que, después de haber fomentado el abandono, permitiría la plantación sin ningún control ni limitación. Además, denominaciones como Rioja, que compiten con los vinos de mayor calidad se verían perjudicadas por la mayor flexibilidad en el etiquetado para especificar añadas, que daría facilidades a los «vinos de mesa», de menor calidad, que podrían así acceder a una distinción que ahora les está vetada.

Los estados vitivinícolas acogieron de forma positiva, aunque con matices, el proyecto que Bruselas hará público el próximo 4 de julio. Alemania, Italia, Portugal, Austria y Luxemburgo consideran positivo que la CE haya reducido un 50% sus cálculos sobre las plantaciones que deberían suprimirse.

El ministro alemán y actual presidente del Consejo de Agricultura de la UE, Horst Seehofer, manifestó que arrancar viñedos «no es la mejor manera de solucionar los problemas de la producción, mientras que después aumentan las importaciones en Europa: existen otras fórmulas menos dolorosas».

Criticó la distribución de primas en función de los rendimientos de cada región, y dijo que sería más conveniente «un sistema de reestructuración como el del azúcar», en el que se dan apoyos a cada remolachero y a cada fábrica por cerrar.

Añadir azúcar

Portugal, que asumirá en julio la presidencia de la UE, cree que al diluirse los objetivos de arranque será más posible un acuerdo porque entre los países ha quedado claro que no aceptaban la desaparición de 400.000 hectáreas, según el ministro portugués, Jaime Silva. Silva criticó el retraso de la reforma y aseguró que no está claro que pueda aprobarse en 2007.

El ministro italiano, Paolo de Castro, manifestó que es partidario de poner fin a la destilación de crisis, pero no a la que va destinada a alcoholes para elaborar licores.

Por otro lado, los ministros de Alemania, Luxemburgo, Fernand Boden y Austria, Joseph Proll rechazaron la prohibición de añadir azúcar al vino. Estos tres países consideran una tradición y «una cuestión importante» poder añadir azúcar, mientras que los países del sur son contrarios.

Esta cuestión será «moneda de cambio» en las negociaciones de la reforma que se llevarán a cabo durante el segundo semestre, porque Bruselas relaciona la prohibición del azúcar con el final de ayudas al mosto.

Más plantaciones

Quienes más satisfechas se encuentran son las grandes bodegas. El secretario general del Comité Europeo de Empresas de Vino (CEEV), José Ramón Fernández, apoya la idea promover el arranque de viñedo, aunque no quiere que se plantee como el objetivo central para evitar rechazos. Quieren acabar con «todas las medidas de intervención que frenan la adaptación al mercado del sector vitivinícola», excepto los apoyos a la destilación de alcohol.

Por otro lado, este interlocutor prefiere adelantar la abolición de los derechos a 2010, antes de la fecha que proyecta la Comisión (2013), «frenan» el desarrollo de la producción de vino, según el mercado.