«Sigo siendo insensata en poesía y en mi vida, y creo que eso me mantiene viva»
Poetisa y escritora
Futoransky, de visita hace unos días a Donostia para participar en el Festival Literaktum, cuenta con una obra literaria de más de una decena de libros de poesía, novelas y ensayos. Ha ejercido como periodista, y también de conferenciante, durante 11 años, del Centro Pompidou. Sus trabajos han logrado varias distinciones, entre las que destacan tres premios de poesía del Fondo Nacional de las Artes.
Izaro AULESTIARTE | DONOSTIA
Aunque reside en París desde hace más de 25 años, esta poetisa que nació en Buenos Aires en 1939 se sigue sintiendo argentina. Entre 1965 y 1968 estudió Poesía Anglosajona con Borges, al tiempo que recibía su título de abogado en la Universidad, y más tarde ejercería de periodista en varios medios. Ha viajado mucho desde entonces, y se ha llevado siempre consigo el buen humor, del que aún hoy presume. Preguntada sobre cómo ha logrado compaginar estos años tantas experiencias, resume que «uno de mis blasones es `suma, pero no resta'».
Ha impartido recientemente un taller sobre literatura autobiográfica en Donostia. ¿Qué tal?
Fue muchísima gente, y me parece que la comunicación se dio de una manera muy intensa. Yo no creo mucho que se pueda enseñar a escribir, solamente puedes hablar de cómo te fue en la feria, así que les conté un poco algunas cosas que sé de la pasión de la escritura. Les di algunos temas que para mí son capitales, las raíces; les dije que habláramos de casas, y después que hiciéramos inventario de nuestra vida. Estuvo lindo.
¿Por qué el título «Escrituras íntimas: biografía y ficción»?
Sí, bueno. Una hace las cosas, y después es como hacer un hijo: que lo haces vos y los demás le ponen el nombre -sonríe-. Yo no sabía, hasta que me lo dijo un francés, que ellos ponen nombre a todo, que esto se llamaba «AutoFicción», que es un leve desplazamiento del nombre, un leve desplazamiento de los hechos, que siempre tienen por origen tu propia experiencia.
¿Habló de vivencias propias?
Llega un momento en que lo que tú haces es un común denominador de lo que hacen los demás. Entonces, no existe ese yo que es puro ombligo, es un yo hecho picadillo, la vida te la va haciendo picadillo.
Literaktum se ha centrado esta vez en la memoria. ¿Qué espacio ocupa ésta en su literatura?
Pienso que todo es memoria, porque como dice Freud, como dice Primo Levi, que son dos paradigmas de la memoria, «lo que tú no exteriorizas de tu memoria se vuelve a repetir». Creo que está muy bien todo esto que se hace en mi país -Argentina- por la memoria, para exorcizar nuestros demonios. Y, creo que España también lo está haciendo. En Alemania han pasado más de 60 años, y siguen exorcizando; estos días están publicando a Günter Grass, esos olvidos tan terribles... Fíjate, hace poco he escrito algo sobre los olvidos de Kurt Waldheim, del Papa y de Günter Grass. ¿Curioso, verdad, que el máximo dignatario de la Iglesia, el máximo dignatario de su país, y de Naciones Unidas, y que un premio Nobel de Literatura olviden haber pertenecido al partido nazi? En ese sentido trabaja la memoria.
¿Recurre también a la ficción?
Sí. Tengo una novela, a la que yo llamo «La malquerida» porque no ha salido todavía, que se titula «El Formosa», y donde oigo voces -aunque no soy Juana de Arco-, donde hago escuchar las voces de mujeres que llegaron a la Argentina durante 100 años.
¿Pero cree que un trabajo literario puede pertenecer sólo al género de la ficción, sin rozar lo autobiográfico? ¿Y, al revés?
No creo en los compartimentos estancos. Soy muy desordenada en la vida como para que todo me entre perfecto en el mismo cajoncito. Cada obra necesita su gravitación propia, su modo de externalización propia.
Comentaba que sí se están dando pasos para preservar la memoria en la sociedad actual...
Es peligroso. Aproximarse como con pompa, celebrar, conmemorar... es una manera también de inmunizarse. Encontrar en este peligroso deslizadero el justo medio es muy difícil. Si conmemorar o si no, si conmemorar demasiado... no tengo la receta. Creo que para limpiar lo que se ha hecho en el siglo pasado y tal y como está empezando éste, un par de generaciones no bastan.
¿Y cuatro?
Creo que es un número que empieza a tomar color. Hubo mucho muerto en España, mucho muerto en Europa en general, estamos causando mucha muerte en África, como para ser inocentes. No creo en la inocencia, ni en el candor tampoco. No hay una aproximación política candorosa, no lo creo. En el momento en el que se trasforma en pompa y circunstancia solamente, se desvirtúa la conmemoración. Todo es complicado.
¿Pero también necesario?
Sí. Hace muchos años, unos 25, pasé un periodo largo de mi vida en Japón y los escolares no sabían quién había tirado la bomba en Hiroshima. He leído estos días que escolares americanos creían que la Segunda Guerra Mundial había sido entre americanos y rusos. La memoria es como una luz que borra, borra y borra, sin cesar. Y desvirtúa tanto... porque la historia siempre la están escribiendo los vencedores, o el momento político de la época, y no sabes dónde estás parada.
Ha hecho poesía, ensayo, novela... y también periodismo.
Sí. He hecho periodismo puro y duro durante 10 años en una agencia francesa importante. El periodismo es indispensable, pero también la desvirtuación es inevitable. Ya no hay periodistas a lo Capuchinsky, todo pasa a través de lo que te dice la pantalla, y ¿quién está en el origen del primer despacho? Hay tanto comercio, tanto pulpo, que cuando lo piensas es un abismo en donde hay caos; bueno, comercio.
Estudió Poesía Anglosajona con Jorge Luis Borges.
Lo he conocido bastante, sí, pero no es el gran maestro que yo he conocido. ¿Qué me dio Borges? Estuve tres años muy cerca de su presencia, de su enseñanza, de su literatura incluso. Me enteré de que me citó en el libro que sobre él ha escrito Bioy diciendo que soy una «insensata». Pues a mucha honra, porque lo sigo siendo hasta hoy. Sigo siendo insensata en poesía y en mi vida, creo que eso me mantiene viva. Antes creía que para hablar de los demás primero tenía que ponerme yo en la picota, de ahí viene todo lo de la «autoficción». Ahora la verdad es que me trae sin cuidado. No sólo he frecuentado a Borges, sino también a Bioy, a Cortázar... Creo en la magia simpática, y cuando estoy con esos grandes creo que si les toco igual me puedo contagiar. Pero eso no se ha producido hasta ahora (vuelve a reír).
«Si tú tienes buena fe contigo misma todo te enriquece, todo te nutre. El periodismo de agencia es pantalla, pero el poco que puedes hacer de verdad siempre amplía tu visión»
«Tengo sin publicar `El Formosa'. A su vez, hice un trabajo en radio sobre `Palabra, imagen y sonido', y el libro de fotos `Desaires', con José Antonio Berdi; en 2008 saldrá el libro `Aquí vivimos'»