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Baddaui, 36.000 refugiados palestinos en un par de kilómetros cuadrados

«Unas 36.000 personas en tan sólo dos kilómetros cuadrados. El estado sanitario del campo se va a convertir en insoportable». Estas palabras de un médico del Creciente Rojo palestino dan una idea de la miseria que se vive en el campo de refugiados de Baddaui, donde la población se ha multiplicado por dos debido a la llegada de personas que huyen de los combates en el campo vecino de Nahr al- Bared.

Salim YASSINE

En la avenida principal del campo de refugiados palestinos, un numeroso grupo de familias deambula durante toda la jornada. Los coches del Creciente Rojo transportan víveres y medicamentos tratando de abrirse paso a golpe de claxon y levantando nubes de polvo. Samar Fedda, de 19 años, se ha instalado con su padre, su madre y sus tres hermanos sobre un colchón en una esquina de un aula de la escuela que gestiona la agencia de la ONU para la ayuda de los refugiados palestinos (UNRWA)

Tres familias, más de una veintena de personas, se hacinan en el espacio de este aula de unos 50 metros cuadrados en el que el olor a moho lo impregna todo.

Según la UNRWA, Baddaui, situado al norte del Líbano, acoge habitualmente a 16.000 refugiados palestinos, a los que hay que sumar otros 20.000 provenientes del vecino campo de Nahr al-Bared que han tenido que huir de los combates entre el grupo islamista Fatah al Islam, atrincherados en el campo, y el Ejército libanés que los tiene rodeados con su fuego de artillería.

fatal destino de los refugiados

«El destino de los palestinos parece ser el de que su espacio vital se vea reducido una y otra vez. En Nahr al Bared vivíamos en un apartamento de tres habitaciones, con vistas al mar. Aquí, el aire es irrespirable», se queja Samar.

«Hay letrinas para los hombres y otras destinadas a las mujeres, pero el olor que tienen las de los hombres no se puede describir», afirma Nasser, su hermano.

Según el Fondo de la ONU para la Infancia (UNICEF), 5.000 personas viven desde hace pocos días en esta escuela, un edificio de hormigón de cinco pisos de 2.000 metros cuadrados.

A la noche, la distribución de víveres se convierte en una auténtica riada humana. Las madres, con sus hijos a cuestas, cogen al vuelo pequeñas bolsas que contienen una comida frugal.

Una joven voluntaria del Creciente Rojo agita delante de la multitud una bolsa vacía. «Mirad, ya no queda nada más. Habrá que esperar a la próxima distribución», grita para hacerse oír entre los gritos de protestas que cada vez son más fuertes y numerosos.

Humillación tras humillación

Issam, de 21 años, observa la escena. «Somos un pueblo al que se le somete a humillación tras humillación. Y después los occidentales se preguntarán por qué hay jóvenes dispuestos a hacerse estallar. Es la desesperación la que provoca el terrorismo. Todo esta miseria es un terreno fértil para que germinen grupos como Fatah al Islam», declara Issam.

Con los papeles perdidos debido a la huida del campo de Nahr el Bared, este estudiante de informática está ahora confinado en el campo de refugiados de Baddaui. «Si salgo, el Ejército me detendrá de manera inmediata», explica.

Los refugiados se dirigen con curiosidad a los periodistas que llegan a informar sobre lo que sucede en el campo de Baddaui. «Ustedes que están informados sobre lo que ocurre, dígannos cuánto tiempo tendremos que permanecer aquí. ¿Dónde se están llevando a cabo las negociaciones?», preguntan inquietos.

A la entrada del campo de Baddaui, unos 400 refugiados palestinos han decidido protestar realizando una sentada permanente. «No nos levantaremos de aquí más que para volver al campo de Nahr al Bared», proclaman indignados.

En el patio de la escuela, mientras, voluntarios del Creciente Rojo han instalado un proyector de cine al aire libre para que un centenar de niños puedan ver la película «La bella durmiente».

«Intentamos darles unos pequeños momentos de felicidad, a la que tienen derecho, al igual que todos los niños del mundo», afirma Mohammad Sayyed, jefe de los voluntarios del Creciente Rojo en el campo de Baddaui.

Fatah al islam rechaza rendirse en nahr el bared

Un soldado libanés falleció ayer como consecuencia de los enfrentamientos entre el Ejército y los islamistas de Fatah al Islam atrincherados en el campo de refugiados palestinos de Nahr el Bared, que rechazaron, una vez más, rendirse.

Los enfrentamientos continuaron ayer por noveno día consecutivo. «Elementos de Fatah al Islam abrieron fuego por la mañana contra una posición del Ejército libanés en los alrededores de Nahr al-Bared, provocando la muerte de un soldado», indicó a France Presse un portavoz del Ejército.

«Rechazamos entregar a cualquier miembro de Fatah al Islam a las autoridades libanesas y continuaremos negociando con los mediadores», declaró Abu Salim Taha, integrante de la organización islamista.

Religiosos palestinos están manteniendo contactos con las dos partes enfrentadas para tratar de llegar a un acuerdo. S.Y

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