El G8 apuesta por futuros recortes de emisiones de CO2
Angela Merkel se felicitó porque, finalmente, se alcanzó un acuerdo sobre el cambio climático en la cumbre del G8 de Heiligendamm. Greenpeace, sin embargo, calificó el acuerdo de «ridículo, ya que los compromisos adoptados son menos que poco».
GARA |
La canciller alemana, Angela Merkel, anunció ayer que los líderes del G8 llegaron a un acuerdo sobre un plan que pide «reducciones sustanciales» de las emisiones de gases con efecto invernadero, precisando que el objetivo es reducirlos a la mitad para 2050.
De este modo, Merkel ha conseguido un aparente éxito diplomático al conseguir un documento similar a la Declaración de Berlín de marzo, coincidiendo con el 50 aniversario de la UE. En ambos casos, el documento consensuado va poco más allá de las ampulosas declaraciones de intenciones y no tienen un carácter práctico.
Según Merkel, la decisión es «un gran éxito» y es resultado de muchas rondas de conversaciones y negociaciones sobre el cambio climático y añadió que todos los miembros del G8 estuvieron de acuerdo en el que este proceso debería tener lugar en el marco de la ONU y que comenzará con una reunión de ministros de Medio Ambiente en diciembre en Bali.
Tony Blair, primer ministro británico, y Nicolas Sarkozy, presidente de la República francesa, coincidieron al calificar de «gran paso» el acuerdo de Heiligendamm.
Sarkozy añadió que «hubo que arrancar» a George Bush el compromiso alcanzado. «Se lo he tenido que arrancar al final de la última reunión», señaló Sarkozy en unas declaraciones a los periodistas.
Sin embargo, Greenpeace realizó una lectura completamente opuesta del acuerdo, expresando su «profunda decepción» por el mismo. «Es un acuerdo ridículo, es menos que poco», afirmó el experto en Clima de Greenpeace Jörg Feddern.
«Lo único que han hecho ha sido posponer el problema», destacó Feddern, que echó en falta una referencia al año en el que el G8 pretende tomar como referencia para aplicar esa reducción del 50%.
«Un acuerdo sin cifras y no vinculante no es un acuerdo y mucho menos un éxito», agregó Feddern.
Antimisiles en Azerbaiyán
Por otra parte, durante un encuentro bilateral en el marco de la cumbre de Heiligendamm, el presidente de Rusia, Vladimir Putin, ofreció a su colega de EEUU, George Bush, el uso de un radar antimisiles en Azerbaiyán como parte de un escudo antimisiles que proteja a EEUU, Rusia y Europa.
EEUU aceptó formar un grupo de trabajo para estudiar la propuesta, según el consejero de Seguridad Nacional, Stephen Hadley.
La oferta de Putin es una alternativa a los elementos de escudos antimisiles que EEUU pretende desplegar en Chequia y Polonia, según Hadley.
Bush respondió que la oferta de Putin es «interesante». Fuentes estadounidenses interpretaron la propuesta como una forma de reducir la tensión por parte de Rusia, que llegó a amenazar con apuntar sus cohetes hacia Europa si EEUU seguía adelante con su despliegue en territorio polaco y checo.
El radar situado en Gablá, a 250 kilómetros de Bakú, la capital de Azerbaiyán, fue construido por la URSS y podría usarse para detectar lanzamientos de misiles por parte de terceros países.
Tras conocer la oferta rusa, Bush habló con el presidente azerí, Ilham Aliev, quien se mostró favorable a poner el radar a disposición de EEUU «si con ello se contribuye a la paz mundial».
Los cinco estados considerados emergentes -Brasil, China, India, México y Sudáfrica- consensuaron ayer estrategias sobre el clima antes de participar hoy en la cumbre del G8.