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Maite Lasala y Kizkitza Lucas STEE-EILAS

El consorcio Haurreskolak en el Parlamento

Ahora toca negociar un convenio nuevo, y lo visto hasta ahora no es como para tirar cohetes. Las propuestas que nos han llegado, más que mejorar las condiciones laborales, tienden a empeorarlas

Hoy se hablará de la situación del Consorcio Haurreskolak en el Parlamento. No es la primera vez. En esta ocasión el recorte horario que hubo que realizar en Semana Santa por falta de personal sustituto es el motivo de varias interpelaciones. Hay quien cree que el problema se debe a que la exigencia de euskera es excesiva; otros, en cambio, piensan que las haurreskolas tendrían que tener el mismo calendario que el resto de centros, y algunos pretenden atajar el problema restringiendo los derechos laborales de las trabajadoras y trabajadores.

STEE-EILAS no comparte esos planteamientos. Hay un problema de fondo que conviene analizar. El Consorcio Haurreskolak se puso en marcha en contra de la opinión de numerosos agentes educativos, y se hizo como si de un archipiélago se tratara, sin integrarlas en la red pública (alejadas del resto de etapas y rompiendo el carácter unitario de la etapa infantil) y con un carácter público discutible, ya que las familias tienen que pagar cuotas de cuantía considerable.

Así, el servicio que ofrecen, lejos de ser público y universal, da la espalda a las verdaderas necesidades y prioridades existentes, es inaccesible para los sectores más pobres e inalcanzable para quienes viven en las ciudades grandes, donde la oferta es insuficiente. En la práctica constituye una red subsidiaria de la privada.

Con este diseño, aparte de los problemas descritos, la gestión se convierte en algo francamente complicado. Al ser una red aislada, conformada por centros pequeños, en su mayoría situados en localidades pequeñas, donde es fácil encontrar a veces una o dos criaturas solamente, los recursos no se rentabilizan. Se necesitan muchas educadoras y se crean problemas para encontrar personal sustituto.

Las condiciones laborales también influyen: de 1.800 personas apuntadas en las listas, unas 1.000 han renunciado a trabajar en el Consorcio. Creemos que si la oferta laboral fuera más atractiva esto no ocurriría. No es fácil aventurarse a hacer sustituciones cortas o incluso de media jornada, sabiendo que se andará de escuela en escuela, lejos de casa, y quizás sin cobrar ni los fines de semana. No es fácil permanecer en las haurreskolas sabiendo que los servicios realizados en las mismas no serán computados en ninguna otra lista de trabajo (a pesar de haberlo solicitado varios sindicatos, el Departamento de Educación acaba de modificar la normativa de sus listas sin tener en cuenta este aspecto) y que, sin embargo, los servicios de la privada o los de la pública sí que sirven para conseguir puntos en haurreskolas. No es fácil trabajar 1.592 horas al año sabiendo que en la red pública sólo se trabajan 1.463 en el resto de Infantil, Primaria y Secundaria.

Además, todavía hay quienes terminan los estudios sin dominar el euskera, porque el proceso de euskaldunización aún no se ha llevado a cabo como debería en la Formación Profesional ni en la Universidad (en Araba no existe la posibilidad de realizar los estudios en euskera y en Bizkaia las líneas de castellano aún se mantienen). Consideramos, por tanto, realmente necesario que todas las estudiantes consigan, junto con la titulación académica, la de euskera.

Ahora toca negociar un convenio nuevo, y lo visto hasta ahora no es como para tirar cohetes. Las propuestas que nos han llegado, más que mejorar las condiciones laborales tienden a empeorarlas. En realidad, es el Depar- tamento de Educación el que lleva la voz cantante en la negociación, pero mira hacia otro lado.

El propio Parlamento de Gasteiz aprobó por unanimidad en febrero de 2002 instar al Departamento de Educación a asumir la gestión del primer ciclo de Educación Infantil, creando una única red pública, homologando progresivamente las condiciones de trabajo. Aquello fue una declaración institucional, y desde STEE-EILAS peleamos para que llegue a ser algo más.

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