El ciclismo despertó ayer con otro supuesto escándalo de doping, después de que la Fiscalía de la localidad belga de Courtral confirmase a la prensa de aquel país el registro de los domicilios de más de una docena de corredores y preparadores del equipo Quick Step.

Registro que se habría saldado con el hallazgo de un número indeterminado de sustancias prohibidas así como con el interrogatorio a más de una docena de implicados.

El propio equipo lo desmintió a las pocas horas por medio de un comunicado oficial, en el que aseguró que la policía sólo registró «el domicilio de uno de nuestros siete preparadores. No se ha encontrado nada, pero se le ha interrogado y se han requisado su ordenador y su teléfono para devolvérselos posteriormente». En la nota se quiso dejar claro que no hubo más registros y, mucho menos, hallazgos de ningún tipo.

«Que nosotros sepamos, no hay ninguna investigación en marcha en torno al equipo», continuaba la nota, en la que destacaba «el timing de los sucesos, tres días antes de las elecciones federales. Algo que suscita más de una pregunta».

Vanderbroucke, hospitalizado

Precisamente un ex corredor de Quick Step, Franck Vanderbroucke, fue hospitalizado ayer en Italia tras un supuesto intento de suicidio por sobredosis de medicamentos. La eterna promesa del ciclismo belga, cuya último triunfo se remonta a 1999, sufre desde hace años crisis depresivas.