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Consejo de Europa: «EEUU y la OTAN acordaron instalar cárceles secretas»

La OTAN y EEUU llegaron a un acuerdo secreto para instalar cárceles clandestinas de la CIA en Europa -especialmente en Polonia y Rumanía- a las que llevaban a personas detenidas ilegalmente, según destaca el informe elaborado por el Consejo de Europa. Junto a ello, el senador suizo Dick Marty, autor del mismo, denuncia las trabas a la investigación puestas por países como Alemania, Italia y Macedonia.

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El segundo informe oficial del Consejo de Europa sobre las prisiones secretas de la CIA señala que la OTAN ha jugado un papel importante en este asunto, ya que concedió permisos secretos que permitieron varias operaciones ilegales de EEUU.

El informe confirma, asimismo, la existencia en Polonia y Rumanía de centros de detención secretos gestionados por los servicios secretos estadounidenses entre 2003 y 2005 y señala la posibilidad de que hayan existido centros de este tipo en Gran Bretaña y Tailandia, al tiempo que acusa a Alemania, Italia y Macedonia de dificultar las investigaciones judiciales.

El senador suizo Dick Marty, autor del informe del Consejo de Europa, destacó que «exista certeza sobre aquello que antes eran indicios».

Marty ha elaborado su informe basándose en fuentes propias, pero ha tenido acceso a los servicios de información estadounidenses y de otros estados implicados. Así, ha llegado a la conclusión que el 4 de octubre de 2001 se alcanzó un acuerdo secreto entre EEUU y la OTAN para permitir encarcelar en Europa a «personas sospechosas de terrorismo».

Por lo que se refiere a Polonia, Marty señala que sus informaciones han sido confirmadas por los datos de los movimientos aéreos y destacó que el entonces presidente polaco, Aleksander Kwasniewski, «conocía y dio su aprobación» al papel que jugó su país en las actividades secretas para practicar detenciones que llevó a cabo la CIA.

El senador suizo añade que Khalid Sheikh Mohammed, acusado de ser el «cerebro del 11-S», fue trasladado secretamente desde Kabul hasta Szymany (Polonia) en marzo de 2003 a bordo de un vuelo «deliberadamente camuflado con un plan de vuelo ficticio».

El ex presidente rumano Ion Iliescu, por su parte, ha sido acusado de haber negociado y firmado, el 30 de octubre de 2001, un acuerdo con los EEUU en el que se preveía «extender el volumen y la importancia de las actividades americanas sobre suelo rumano». De este modo, Washington logró un régimen especial de acceso al territorio de Rumanía.

Gracias a este acuerdo, los servicios de información rumanos participaron en la creación de una «zona de seguridad» al sudeste del país en la que las fuerzas de EEUU se beneficiaron de «autorizaciones generales de aterrizaje y de utilizaciones de las instalaciones», destacó Marty. En su informe, acusa a algunos estados europeos, como Alemania o Italia, de haber obstaculizado las investigaciones, al recurrir al «secreto de Estado», un concepto que Marty definió como «un vacío jurídico que no hace más que favorecer actuaciones arbitrarias».

EEUU y sus aliados europeos han intentado ocultar también su implicación en el secuestro de Khaled el Masri, ciudadano alemán secuestrado y detenido, por error, durante meses en Kabul, y en otras operaciones clandestinas, según Marty.

Tanto Polonia como Rumanía negaron rotundamente las acusaciones de Marty. «Puede repetirlo de nuevo: no ha habido ninguna base secreta de la CIA en Polonia», destacó Robert Szaniawski, portavoz del Ministerio de Exteriores de Varsovia.

El Ministerio rumano de Exteriores también negó las acusaciones, destacando que Marty «no aporta ninguna prueba».

La OTAN también negó las acusaciones. «Nunca ha habido un acuerdo secreto como el descrito por Marty», aseguró.

La Comisión Europea, por su parte, llamó a los integrantes de la UE acusados por Marty a «llevar a cabo investigaciones imparciales» para determinar responsabilidades, según destacó Friso Roscam Abbing, portavoz del comisario de Justicia.

Comienza en Milán el juicio contra agentes de la CIA por secuestro

El juicio por el secuestro del imán egipcio Abú Omar comenzó ayer en un tribunal de Milán sin la presencia de los 26 agentes de la CIA acusados. Se trata del primer juicio por los vuelos secretos de la CIA que se lleva a cabo en Europa.

El juez del proceso, Oscar Magi, fijó para el 18 de junio la próxima audiencia, en la que decidirá sobre una petición de suspensión del juicio presentada por algunos abogados de la defensa.

En el proceso hay implicadas 33 personas, entre ellas el ex director de los servicios secretos militares italianos (SISMI) Nicola Pollari, el ex número uno del contraespionaje Marco Mancini y dos altos funcionarios del SISMI, Luciano Seno y Pio Pompa.

Magi declaró en rebeldía a los 26 agentes de la CIA, al considerar que «sin lugar a dudas conocen las acusaciones» contra ellos y no se han presentado voluntariamente al proceso. Ni el Gobierno de Berlusconi ni el de Prodi han realizado gestión alguna ante la Justicia de EEUU para que los agentes comparezcan.

La Fiscalía de Milán ha pedido la extradición de todos ellos, pero el ministro de Justicia, Clemente Mastella, ha dicho que esperará a que el Tribunal Constitucional se posicione.

Abú Omar fue secuestrado en 2003 en Milán, presuntamente por agentes estadounidenses e italianos, tras lo que fue trasladado a la base de Aviano, de allí a Alemania y posteriormente a Egipto, donde fue encarcelado y sufrió torturas, según denunció él mismo, y fue puesto en libertad a comienzos de este año. GARA

torturas

La CIA ha empleado en esta cárceles música atronadora, aire acondicionado a nivel atosigante o glacial y ha dejado a los detenidos desnudos durante semanas, según denuncia el informe de Marty.

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