La Real vivió ayer su penúltimo capítulo de una agonía que cada vez es más difícil que tenga un final feliz. Los blanquiazules dispusieron de oportunidades más que suficientes para conseguir el triunfo y parecía que éste iba a llegar con un penalti que puso a Savio ante la opción de poner la guinda a su magnífica aportación al equipo. Pero su ansiedad por marcar y el trabajo sucio de Calatayud al destrozar el punto de penalti, le llevó a fallarlo y tampoco se pudieron aprovechar los diez minutos finales contra nueve jugadores de un Racing que jugó muy motivado para engordar unas cuentas corrientes que podrán aumentar la próxima semana, en la que tienen la posibilidad de hacer descender al Betis y además cobrarse una cuenta pendiente con los verdiblancos.

La Real necesita ganar en Mestalla, que el Celta no gane al Getafe en Balaídos y que el Betis pierda en El Sardinero. De 27 posibilidades que afectan a los blanquiazules sólo hay dos favorables. Todo sería distinto de ganar ayer, pero fue un día negado. A los de Lotina no les bastó tener ocho ocasiones más claras que la más peligrosa del Racing. Ni disponer de un penalti.

El final de ayer fue terrible. Ver a un gran profesional como Savio derrumbarse y abandonar Anoeta entre lágrimas sin poder consolarlo es toda una injusticia del fútbol, porque si hay alguien en Gipuzkoa que no debe tener ninguna responsabilidad de que la Real se encuentre al borde del abismo es Savio. Porque no bajará, si se confirma el descenso, por un penalti, ni por el partido de El Sadar, ni el de Getafe, ni el de Montjuic... Si desciende, será porque antes de que Savio llegara a Donostia, la Real no llevaba ninguna victoria en catorce partidos, porque Lotina quiso hacer un nuevo equipo en enero y lo dejó a doce puntos de la permanencia y cuando ha querido rectificar tampoco ha contado con jugadores que deben ser básicos en este equipo.

Garitano ha demostrado el gran error que se cometía con él, Aitor demostró ayer el que se ha cometido con él y Aranburu ni tan siquiera ha tenido la oportunidad de demostrar el que se comete con él.

Ayer Estrada, Novo, Juanito y Mikel Alonso tuvieron la oportunidad de jugar antes en las dos posiciones desde las que pueda dar una referencia a su equipo el azpeitiarra. Y ninguno de ellos pudo aportar lo suficiente pese al buen inicio del zarauztarra en su posición.

Ocasiones suficientes

Pese a que el juego del equipo no fue bueno porque es muy difícil que lo sea sin talento en las posiciones centrales, la actitud de los realistas les permitió disponer de oportunidades suficientes para ganar. Ya en el primer tiempo debió adelantarse gracias a la calidad de Aitor y Savio en la elaboración de las jugadas y los remates de Estrada en una cabezazo en plancha y un buen disparo desde fuera del área, y de Díaz de Zerio, que cabeceó fuera por poco un buen centro de un capitán blanquiazul que estuvo brillante.

Fueron 25 minutos iniciales buenos de los blanquiazules, pero las ocasiones no se tradujeron en el marcador y las alegrías en el electrónico tuvieron que llegar en los seis minutos en los que llegaron el 0-1 de Osasuna y los dos goles del Villarreal que dieron la vuelta al de Iraola.

Anoeta tomó nuevos bríos con los resultados que necesitaba la Real para seguir con vida, pero el equipo no reaccionó de igual forma y en los últimos veinte minutos del primer tiempo sólo se pudo contabilizar una falta botada por Savio que estuvo a punto de sorprender a Calatayud tras tocar en un defensor.

Los marcadores también acompañaron en el segundo tiempo, menos el del Calderón, campo maldito del que la Real nunca puede esperar nada bueno. Pareció que en el descanso hubo alguna llamada al vestuario del Racing, porque la motivación de los cántabros subió conforme crecían los resultados adversos de equipos implicados.

Pese a esa motivación del Racing, La Real también tuvo opciones suficientes para lograr el triunfo. Kovacevic no acertó con la primera tras dejar sentado a su marcador, Aitor probó fortuna desde lejos, Savio envió dos balones que podían acabar en la red, Ansotegi encontró el poste en su remate de cabeza en un corner y cuando se celebró el penalti como si fuera un gol, Savio no pudo materializarlo.

A partir de ahí los nueve jugadores que le quedaban al Racing corrieron y perdieron el tiempo como si fuera un equipo que se jugaba la vida. La Real deberá esperar que juegue igual ante el Betis, que el Getafe esté primado por todos y tendrá la ventaja de que al Valencia ni intentarán primarlo porque para motivar a esos jugadores haría falta mucho dinero y los rivales preferirán destinarlo a otros equipos antes que al rival de la Real. Además los valencianos tendrán tantas bajas como ganas de empezar los vacaciones, pero pese a todo, nada será fácil.