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Unidad para resolver el conflicto

El abierto enfrentamiento del PP con el Gobierno español en su estrategia con relación a Euskal Herria ha sido uno de los elementos determinantes en el fracaso del proceso de diálogo para la consecución de la paz y la normalización democrática. Habrá quien considere que el partido de Rajoy ha frenado las intenciones de Zapatero y habrá quien concluya, atendiendo a los hechos, que Zapatero ha estado utilizando a la derecha política y mediática como coartada para, una vez más -recuérdese que ya lo hizo en Catalunya-, ir incumpliendo los compromisos adquiridos. Ahora, con la ruptura del alto el fuego, ambas partes escenifican un nuevo intento de unidad «para derrotar a ETA», entre frases grandilocuentes sobre la fortaleza de la democracia y de España. Ojalá semejantes declaraciones fueran ciertas. Una democracia y una España fuertes no tendrían miedo a que la ciudadanía vasca decidiera libremente su futuro. Lamentablemente, hasta la fecha y en los últimos cuarenta años, España ha confundido la fortaleza con la crueldad, ha ensayado la represión directa en las calles, la acción de grupos paramilitares, la tortura, la utilización de los presos como moneda de cambio, el chantaje a sus familiares, la ilegalización de partidos, el cierre de periódicos, el alimentar a los sectores más dóciles del nacionalismo... y sigue sin resolver el problema. Está bien que los dos grandes partidos españoles aúnen sus estrategias, pero que sea para aprender de los errores del pasado, no para repetirlos. No habrá solución si no se resuelven las raíces del conflicto.

Parece que el Gobierno español va a tratar de buscar algún tipo de acuerdo «antiterrorista». ¿Qué van a hacer ante ello los partidos vascos? Les convendría meditar sobre el hecho de que cuando Rajoy habla con Zapatero sobre qué hacer contra ETA pone sobre la mesa cuestiones como el Gobierno de Nafarroa, la alcaldía de Iruñea y la Diputación foral de Araba, es decir, pone en cuestión al nacionalismo vasco. Que nadie se engañe, no es una pugna de «demócratas contra violentos».

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