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ACB - La inestabilidad en el banquillo marca la decepción de la temporada más ambiciosa

Sin una brújula fiable en el paso definitivo a la consagración

Ninguno de los cuatro entrenadores que han sucedido a Dusko Ivanovic ha gozado de la confianza plena de todos los estamentos del club y la calidad individual no ha servido para hacer frente a la falta de solidez y seguridad en los momentos de máxima exigencia

Jon ORMAZABAL | GASTEIZ

El Baskonia cerró el martes la que se presumía su temporada más ambiciosa con otra decepción que no hace sino aumentar la generalizada sensación de tratarse de un equipo que se arruga en los momentos críticos. La trayectoria dibujada esta temporada, superando con solvencia los escollos de la temporada regular gracias a su gran calidad pero cayendo con estrépito en los encuentros decisivos, tanto en la liga ACB como en Euroliga, avala la tesis de la ansiedad por los títulos instaurada en una entidad a la que le falta el paso de saberse un equipo ganador.

Curiosiades o caprichos del destino, la vuelta triunfal de Ivanovic a Zurbano ha servido para dejar constancia que el síndrome post-Dusko sigue siendo muy pesado. Y es que, aunque los factores del fracaso han sido varios, el principal ha sido la ausencia de una brújula fiable al frente de la nave para afrontar el paso más complicado.

Porque, pese a la crueldad de la Liga que se regaló al Madrid de Maljkovic en el último segundo, el vacío dejado por el montenegrino ha sido incapaz de cubrir por Josean Kerejeta. Pese a sus limitaciones y carencias, con Ivanovic en el banco todos los estamentos del club, presidente, jugadores y afición, sabían cómo y a qué se jugaba, quién mandaba y quién tomaba las decisiones desde el primer al último partido, algo que no ha vuelto a ocurrir.

Los números también son claros en este sentido, ya que han sido cuatro los entrenadores en las dos últimas temporadas, cuando la estabilidad en el banco había sido una de sus señas.

La frustración y la impotencia acumulada han terminado por explotarle a un Boza Maljkovic que es cierto que no ha sabido reconducir la situación -ha sido incapaz de amoldarse a una plantilla que no confeccionó él y sus declaraciones y su pasado no le han acompañado nada-, pero el entrenador serbio no puede ser considerado como el único culpable.

El martes en Zurbano se representó a la perfección el cruce de caminos dibujado por el Baskonia y Dusko Ivanovic desde la ruptura de su unión. Parapetado en un contrato casi imposible de romper por su montante, el montenegrino ha tenido en Barcelona la continuidad que ninguno de sus sucesores en Gasteiz ha tenido y la convicción en unas ideas, más o menos correctas, amén de una plantilla de 22 millones de euros, han terminado dándole una Copa y muchas posibilidades de hacerse con el título ACB.

Interinidad total

Por el contrario, la interinidad ha sido la nota dominante de los cuatro entrenadores que han cubierto su vacante, con la pesada losa de la posible vuelta de Ivanovic o Scariolo revoloteando en el aire. Tras muchas dudas, se comenzó dando la responsabilidad a Pedro Martínez y el catalán duró lo que duró. Un Velimir Perasovic que había sido descartado previamente fue el «parche» escogido por Kerejeta, sabedor de que el poso del croata como jugador sería un buen escudo ante las críticas.

La humillación del Maccabi en Praga y el 3-0 de Scariolo en la final ACB, aumentaron las dudas sobre la capacidad de Perasovic para guiar la nave, reticencias aumentadas por el propio club al dilatar su renovación en junio, dando la impresión de que seguía por la ausencia de un primer espada disponible.

Mantener el bloque, con fichajes de relumbrón como los de Rakocevic o Planinic, sirvieron para cubrir la carencia estructural de un líder en el banco, dando pie a una lucha interina por este papel.

La dirección de un Perasovic que no terminaba de calar en la plantilla seguía sin mostrar avances y sus problemas coronarios fueron la escusa para dar otro cambio en el timón, con Natxo Lezkano de puente. El cierre de filas en torno a Lezkano ante la adversidad de Peras dio pie al mejor Baskonia de la temporada, pero la opción del portugalujo fue desde el principio para ganar tiempo para la arriesgadísima apuesta de Maljkovic. Sin tiempo para trabajar, la llegada de Boza fue otro motivo de división externa e interna que se ha visto clara en los momentos de máxima tensión.

Erdogan, primera pieza del próximo puzzle que desencaja

Al margen de dar con el entrenador que sustituya a Maljkovic, quemado por la animadversión del público a pesar de tener un año más de contrato, Josean Kerejeta y Alfredo Salazar tienen ante sí todo un papelón en el diseño del próximo proyecto deportivo Baskonista, que tiene visos de ser reforzado con la llegada de un nuevo patrocinador muy potente.

Salvo cambio drástico en el asunto de los cupos, la confección de la próxima plantilla será un puzzle en la que una pieza que podría ser válida como Serkan Erdogan desencajó el pasado martes. Caliente aún con la eliminación, el turco se despidió de la afición y arremetió contra el club, señalando que su próximo destino será el Real Madrid, a pesar de tener un año más de contrato con la entidad de Zurbano. De sus declaraciones del martes y de gestos pretéritos se desprende que el escolta turco no ha asumido bien la llegada de un Rakocevic que le ha restado protagonismo y cierto mal ambiente dentro del plantel.

En el club no han sentado nada bien sus declaraciones y habrá que ver cómo termina una situación complicada, sobre todo para el jugador que se ha borrado del Baskonia con un destino incierto en un equipo a la sombra de Bullock.

Con las bajas seguras de Roe, Cilla y Eslava, un House que termina contrato y Peker y Teletovic devaluados, la confección del equipo de la campaña que viene volverá a depender mucho de la posible salida de Scola -en su último año de contrato y con propuesta de renovación- y Splitter a la NBA. La pérdida de golpe de dos jugadores con pasaporte español sería una grave complicación.

J.O.

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