Dos décadas de trabajo por una Euskal Herria Internacionalista
Nicaragua y la victoria del Frente Sandinista son un referente en la historia de Askapena, que este año cumple veinte años. Dos décadas marcadas por el debate y el trabajo para llevar la solidaridad internacionalista dentro y fuera de las fronteras de Euskal Herria.
Ainara LERTXUNDI
Compartir e intercambiar realidades. Defender los derechos humanos y denunciar el militarismo. Apoyar a los procesos de construcción de los pueblos y llevar la voz de Euskal Herria. Estos son los objetivos principales de Askapena, que ya ha cumplido veinte años. En estas dos décadas de andadura, ha alcanzado «la mayoría de edad, enriqueciendo el debate sobre la solidaridad», una solidaridad planteada en «parámetros de justicia» y lejos de la «caridad». Veinte años de historia marcados también por la revolución nicaragüense y las expectativas de cambio que generó. Y lo que empezó con Nicaragua, se ha extendido a Cuba, Venezuela, Palestina, Argentina, Chile, Ecuador, Irlanda, Catalunya... Todo un trabajo «serio, digno y positivo» que ha logrado que «nos conozcan como pueblo; somos capaces de dar como pueblo vasco».
La victoria del Frente Sandinista de Liberación Nacional y el consiguiente derrocamiento del régimen dictatorial de Anastasio Somoza Debayle en 1979 generó muchas expectativas de cambio tanto en Nicaragua como en Euskal Herria.
«Era un proceso muy expectante e ilusionante. Había una posibilidad de cambio; íbamos en manadas y había muchísimos proyectos», recuerda Gema Pousa. A principios de los ochenta, fue a Nicaragua con los Comités de Solidaridad, que aglutinaban a «un montón de tendencias e ideologías. Nos coordinábamos a nivel estatal». Además de contribuir en la construcción de escuelas, Pousa resalta la necesidad de relatar y dar a conocer la propia situación de Euskal Herria, pero «algunos no querían unir nuestra estancia en Nicaragua con el problema de aquí», lo que dio origen a las «primeras diferencias dentro de los Comités de Solidaridad». Aquello derivó en una escisión y en el nacimiento de Askapena en 1987.
«Una luz en mitad de la oscuridad»
De su paso por este país centroamericano, destaca que los procesos de cambio que estaba viviendo eran «una luz en mitad de la oscuridad. Todo se estaba construyendo, incluso, una misma». «La gente te contaba cosas espantosas de la dictadura de Somoza; en ese periodo, la vida poco o nada valía». Con la llegada al poder de los sandinistas y el reparto de tierras, los nicaragüenses empezaron a «tener conciencia de que algo era suyo». Recuerda especialmente a una señora de avanzada edad que había pasado toda su vida trabajando para un terrateniente. «No conocía el dinero y, en su lugar, te daba trocitos de cartón como si se tratara de bonos». Las labores a realizar se decidían en función de las necesidades que marcaba el Frente Sandinista
Gaizka Rial empezó a militar en el ámbito internacionalista a finales de los 70. La guerra de Vietnam junto a la llegada de refugiados de Chile, Argentina y las dictaduras que asolaban el Cono Sur despertó en él «preguntas sin respuestas».
En ese contexto, emergió el debate sobre el concepto de solidaridad y también surgieron ciertas «contradicciones». «No estamos para hacer una misión civilizadora ni caritativa ni tampoco para decir a la gente cómo debe enfocar la vida», subraya. Al hilo de ello, recuerda los tiempos en los que, por ejemplo, iban a Nicaragua a pintar escuelas o a construir casas. «Me preguntaba si tenía que ir desde aquí a decirles cómo tenían que construir las casas cuando ellos lo hacían mejor y más rápido que nosotros», señala.
Implicación y compromiso de trabajo
En estos veinte años, añade Rubén Sánchez, responsable de comunicación, Askapena «se ha ido acercando a lo que quiere ser y hacer en Euskal Herria». El objetivo, lograr que Euskal Herria «sea un sujeto internacionalista y solidario». A su lado, Pousa deja claro que «Askapena no es una agencia de viajes; a la gente que va en las brigadas se las forma y se les exige una implicación y un compromiso posterior».
«Hemos enriquecido el debate sobre la solidaridad y cubierto un papel importante a la hora de plantear la solidaridad en términos de justicia y no de caridad. En este sentido, creo que hemos alcanzado la mayoría de edad», destaca Mariné Pueyo.
En su memoria queda el trabajo compartido en una zona rural de Nicaragua en 1986. «Era una situación esperanzadora. Habían avanzado un montón de años; sin nada se hacía todo y todo el mundo aportaba algo». Un año después, nació Askapena con «planteamientos muy vitales». Desde su experiencia, Mariné Pueyo califica de «muy positiva» la trayectoria de estos años: «Hemos sido capaces de que se nos conozca como pueblo».
A finales de 1989 se puso en marcha en Andoain el primer grupo de trabajo de Askapena. Pero, antes que eso ocurriera y coincidiendo con un concierto de Carlos Mejía Godoy, «pusimos un par de pancartas gigantes con la silueta de Sandino en el frontón», relata Peio Aio.
El referente de Nicaragua estaba a punto de caerse. En 1990, tras largos años de Contra, sustentado por Estados Unidos, y de bloqueo económico, Violenta Barrios de Chamorro, líder de la Unión Nacional Opositora, coalición antisandinista apoyada por los EEUU, ganó las elecciones. En ese contexto, surgieron «nuevos destinatarios de la solidaridad» y en 1992, se formó la primera brigada a Cuba. En la mente de muchos están aún las intensas campañas que Askapena organizó en contra del bloqueo a la isla caribeña y el concierto en el Velódromo de Anoeta. Precisamente, cuando el bloqueo impuesto por Estados Unidos cumplió 13.000 largos días, llevó a cabo diferentes actividades entorno a este número, como la recogida de material.
Pero el foco de atención no es sólo Cuba. «Hicimos una apuesta seria por diversificar y así empezamos a organizar brigadas a Venezuela para conocer el inminente proceso bolivariano». Ante la pregunta de qué debe saber un brigadista o, mejor dicho, alguien interesado en serlo, Aio subraya que «lo primero que debe saber es qué quiere hacer. Hay algunos que quieren ayudar, otros escapar de su realidad. Se trata de brigadas políticas, de conocimiento de la realidad y de ofrecer una solidaridad recíproca. También llevamos la petición de solidaridad para nuestro pueblo», resalta Aio. Las brigadas de este año ya están en marcha. Un centenar de personas viajarán en las próximas semanas a Cuba, Palestina, Venezuela... Antes, Askapena tiene su tradicional cita con las jornadas internacionalistas que comenzarán esta semana.
En esta ocasión, contarán con la participación especial de Nemesia Achacollo, miembro de la Organización de mujeres campesinas de Bartolina Sisa de Bolivia y diputada del MAS. Achacollo realizará una gira por Euskal Herria reuniéndose en diferentes agentes socio-políticos. El martes y el miércoles, en la Facultad de Filología de Gasteiz, presentarán los encuentros «Hamaika herri, mundu bat». El broche final a las jornadas lo pondrá el Internazionalista Eguna el día 23.
La lucha de los pueblos originarios y en especial Bolivia centrarán este año las jornadas internacionalistas de Askapena, que empienzan hoy mismo.