Esmaltaciones San Ignacio es una de las empresas históricas de Gasteiz, dedicada a la fabricación de menaje de cocina. Hace dos años llegó a un acuerdo con el Ayuntamiento para trasladarse de los terrenos que ocupaba en Olarizu, donde el Consistorio proyecta el crecimiento urbano, al polígono industrial de Jundiz. Según el portavoz del comité, Bixen Fernández, la dirección lo planteó como un nuevo proyecto de futuro, con lo que obtuvo el acuerdo de la plantilla. Pero ahora los trabajadores se han visto sorprendidos al dejar de cobrar su sueldos por la presentación de un procedimiento concursal (suspensión de pagos) el pasado 4 de abril.

¿El funcionamiento ha sido normal durante estos años o hacía prever esta situación?

Sí. El último convenio que firmamos fue un buen convenio e incluso el 31 de marzo la empresa cumplió su compromiso de pagar atrasos. La sorpresa no sólo fue para los trabajadores sino general en Gasteiz, debido a que Esmaltaciones es de las pocas empresas con capital alavés que se mantiene en esta ciudad.

Se producen muchas contradicciones. Se acepta una suspensión de pagos para todo el grupo, pero unas empresas cobran el salario y otras no. La empresa utiliza el pretexto de que hasta que no dictamine la juez no pueden abonar los salarios. Eso es incierto. La propia juez ha manifestado claramente que la empresa, independientemente de que ella no haya dictaminado, no está eximida de abonar los salarios. La dirección se está burlando de la plantilla.

La actitud de la empresa es de auténtico sufrimiento hacia la plantilla. Sólo busca la confrontación. Ha negado todo lo que se le ha solicitado, como un plan de actuación, documentación sobre la situación de las empresas o sobre la situación del stockaje en los almacenes.

¿Dice la dirección que no va a pagar?

Dice que no tiene liquidez. Dice que quiere la resolución de la juez para tener una garantía de crédito por parte de entidades financieras, para poder renegociar. Pero la juez dice que independientemente de que tenga la resolución, no le exime de abonar las nóminas. Además, bajo el pretexto de la ley concursal la dirección ha colocado cámaras de vigilancia y nos han cerrado el servicio médico. También ha aprovechado para modificar el sistema de primas aumentando de forma brutal la productividad. Son medidas vengativas.

Los trabajadores se han mostrado preocupados por el traslado de producción a Marruecos

Cuando nos enteramos de que iban a montar una fábrica en Tánger y el comité preguntó sobre las perspectivas de futuro dijeron que era para frenar la competencia china y abastecer al mercado magrebí, cuando vemos que parte de su producción la están trasladando a los almacenes de Gasteiz y se están fabricando productos que se hacían en Gernika y Logroño. Dice que no tiene liquidez y unos días antes de presentar la suspensión de pagos abre la fábrica de Marruecos.

¿Cómo ha llegado la empresa a esta situación?

Los balances económicos que han presentado cuadran, pero no entendemos que después del dinero recibido para reinvertirlo en Jundiz hayan llegado a presentar suspensión de pagos. Desde el traslado decían que estaban muy ilusionados con el nuevo proyecto y de repente la cosa empieza a enfriarse.

¿Cuál es el estado de ánimo de los trabajadores? ¿Cómo se encuentran?

Hay desánimo e incertidumbre, que cada día que pasa va a más. Los responsables de las deudas contraídas por una mala gestión no son los trabajadores, es la dirección. Nosotros no hemos provocado esta coyuntura. Es una situación traumática. Quizá lo hagan con el fin de que nos desgastaremos en este proceso para cuando llegue otra fase. La gente tiene una situación económica difícil, hay que pagar hipotecas, recibos, préstamos... Hay compañeros que han tenido que suspender las vacaciones. Es una situación de auténtico sufrimiento.