No defraudó la última etapa de la Dauphiné, de nuevo muy movida entre los principales corredores. Christophe Moreau, con todo, aguantó la ofensiva final, convirtiéndose, a sus 36 años, en el corredor más veterano en adjudicarse la prueba francesa.

Y avisa. Quiere estar en el podio de un Tour que, visto lo en lo que se suele considerar un buen termómetro, puede resultar más loco que nunca. Y con protagonismo de los corredores euskaldunes, que ayer volvieron a mostrarse muy activos y que tuvieron en Mikel Astarloza -séptimo en la general final- a su mejor representante.

Menchov, Piepoli o Evans, todos ellos bien colocados en la general, fueron algunos de los que probaron suerte en los 129 kilómetros entre Valloire y Annecy, que incluían La Forclaz a sólo 18 kilómetros de meta.

Para cuando se alcanzó este último puerto ya había sido absorbida la escapada del día -ocho hombres entre los que se encontraba Egoi Martínez-, gracias en buena medida al trabajo de Euskaltel.

Fue en el descenso, peligroso por la lluvia, donde se la jugaron muchos corredores. Incluyendo Levi Leipheimer, al que sólo una caída en los últimos kilómetros privó de la victoria que, finalmente, correspondió a Alexandre Vinokourov. Astaná se adjudicó así su cuarto triunfo parcial en esta Dauphiné.