La derecha gana las legislativas, pero la izquierda mejora posiciones
La derecha francesa no pudo confirmar las expectativas y aunque ganó la segunda vuelta de las elecciones legislativas y tendrá mayoría absoluta en la Asamblea Nacional, sufrió un descenso inesperado y deberá contar con una oposición de izquierdas más fuerte de lo prevista. Con cerca de la totalidad de los votos escrutados, la UMP habría obtenido 289 diputados y el PS, 156. La abstención volvió a rondar el 40%.
PARÍS
Seis semanas después de la elección del conservador Nicolas Sarkozy como presidente francés, la derecha revalidó ayer en las urnas su mayoría absoluta en la Asamblea Nacional, pero con un marcado retroceso, mientras que la oposición de izquierdas logró un repunte espectacular e inesperado. La participación fue del 60,28%.
Lejos de la «ola azul» que los sondeos anunciaban tras la primera vuelta hace una semana, la segunda ronda supuso el primer revés para el presidente y una «corrección», vista como un rechazo del electorado a la hegemonía del bando presidencial en la Cámara de Diputados.
Cuando habían sido distribuidos 516 de los 577 asientos de la Asamblea Nacional, la UMP del presidente Nicolas Sarkozy había obtenido 289 escaños y el PSE, principal fuerza de la oposición, 156, mientras que el PCF había logrado 12. Los Radicales de Izquierda, aliados del PS, tenían 7 escaños, los otros partidos calificados como «Diversos de izquierda» habían conseguido 14 y 2 los Verdes. El Movimiento Demócrata tenía 3 escaños y las formaciones agrupa- das como «Diversos de dere-chas», un total de 31. Otro escaño fue elegido con la etiqueta de «regional» y uno más con la de «otros», según Interior.
El primer ministro francés, Fraçois Fillon, proclamó ayer que «Francia se ha dotado de una mayoría para actuar. Aseguró que los comicios dieron a su partido una victoria «clara y coherente» que permitirá poner en marcha el proyecto del Gobierno de Nicolás Sarkozy.
Fillon se comprometió a «respetar a la oposición», cuyos poderes en el Parlamento reforzará y con la que pretende man- tener un diálogo «franco y permanente». Por eso, apeló al consenso, aunque ya avanzó que desde julio la Asamblea Nacional se ocupará de legislar acerca del poder adquisitivo, la reforma universitaria, los servicios mínimos en el transporte, un mayor control de los flujos migratorios, con la intención de terminar «con dos décadas de falta de coraje. Haremos lo que hemos prometido», subrayó.
Por su parte, el secretario general del Partido Socialista (PS), François Hollande, aseguró que «no se ha producido la ola conservadora rompedora» y estimó que los datos suponen «más diversidad y pluralismo».
El PS obtuvo mejores resultados que los vaticinados, lo que le permitirá actuar como «una fuerza contra el poder» en la nueva Asamblea, auguró. «Habrá una oposición útil que hará propuestas», indicó.
El centrista François Bayrou aseguró que su partido, el Movimiento Democrático, ha iniciado un nuevo camino político y calificó de «injusta» la ley electoral francesa, basada en el sistema mayoritario.
La ex candidata socialista al Elíseo Ségolène Royal anuncia en un libro que se editará el miércoles su separación del padre de sus cuatro hijos y líder del PS, François Hollande, y reafirma su objetivo de hacerse con las riendas del partido.
El ministro de Estado de la Ecología, Alain Juppé, aseguró ayer que hoy mismo presentará su dimisión al no haber sido elegido diputado tras la segunda vuelta. El primer ministro, François Fillon, fijó la norma de que los ministros que fueran candidatos en las legislativas tendrían que ganar en sus respectivas circunscripciones para permanecer en el Gobierno.
El «número dos» del Gobierno francés perdió en 53 de los 54 colegios electorales de la segunda circunscripción de Gironda, donde obtuvo el 59,07% de los votos. El ministro reconoció su derrota y dijo que estudiará su continuidad al frente de la Alcaldía de Burdeos.
Juppé es el único de los once miembros del Ejecutivo, incluido Fillon, que eran candidatos y que no ha conseguido un escaño. Siete lo consiguieron en la primera vuelta y ayer, otros tres, incluida la titular de Interior, Michèlle Alliot-Marie.
La derrota de Alain Juppé es un duro golpe para Sarkozy, que había hecho de su Ministerio un símbolo de su voluntad de «ruptura» con la política del pasado.
