Raimundo Fitero
Paréntesis
Deportes, series y noticias. Las audiencias buscan generalmente estos asuntos en su electrodoméstico esencial. Todo ello puede ayudarles a la alienación, pero dentro de la tosquedad habitual, siempre hay unos paréntesis que nos alegran un poco el rato. «Camera Café» ha llegado a los 301 capítulos emitidos. No es fácil lograr esta continuidad. Y menos estando constantemente entre los tres programas más vistos del día. Se puede entender que sea un fenómeno, pero mirándolo con bastante mayor perspectiva podríamos también llegar a la conclusión de que es el triunfo de la inteligencia frente al adocenamiento, ramplonería y terquedad en los que se mueven otras ofertas que también pretenden estar en el registro humorístico.
Y hay que decir que al frente de todo el equipo de chalados está un vasco, Luis Guridi, que entre los guionistas hay otros colaboradores vascos y que en el reparto encontramos a César Saratxu, un actor formado en la escuela de Lecoq, fundador del grupo Karraka, que lleva años haciendo teatro fuera y que vive en Suecia, pero que con su personaje, Bernardo Marín, ha logrado ser uno de los favoritos de la audiencia, dada la humanidad de la que le dota y la ternura que despierta, tanto por su relación de dependencia enfermiza con su madre, como con los flirteos con Cañizares, el entrañable personaje que encarna la actriz Esperanza Pedreño.
Siendo una fórmula de franquicia -es decir, en la televisión francesa por ejemplo existe un programa igual, con el mismo decorado-, la gracia de esta versión reside en sus guiones, que están muy bien elaborados, con unos diálogos con mucha chispa, que en manos de unos actores, que particularmente y en su conjunto están por encima de otros trabajos anteriores, hacen unos personajes que han logrado llegar y ser identificados, en la idea de escaqueo general que transmiten y con un estilo que en ocasiones es puro teatro del absurdo, sin olvidarnos que desde la realización se logra el aprovechamiento de los recursos de manera tan elocuentemente feliz. Todo ello le augura buen futuro, o dicho de otro modo, debemos estar felices, tenemos paréntesis para mucho rato.