La selección realza el orgullo y el sentimiento de la diáspora vasca en venezuela
Después de dejar patente la competitividad y profesionalidad de la selección vasca, los jugadores de la tricolor se dieron un pequeño baño de masas en la Euskal Etxea de Caracas. Los aficionados pudieron disfrutar de sus ídolos durante un buen rato, con barbacoa incluida.
Manex ALTUNA
El periplo de la selección por Venezuela llega a su fin y antes de partir de vuelta a casa, la expedición vasca fue recibida en la Euskal Etxea de Caracas tras viajar por la mañana de San Cristóbal hacia la capital del país. La victoria obtenida en su visita motivó aún más si cabe a la diáspora y cerca de 200 personas se animaron a ver de cerca al combinado tricolor.
Desde la llegada del autobús que trasladó al equipo hasta la Euskal Etxea se pudieron comprobar las ganas que tenían de verles de cerca. Ataviados, sobre todo, con camisetas de la Real y del Athletic, aunque también se dejó sentir el color verde de la selección vasca, un buen número de niños esperó a los jugadores en el aparcamiento del recinto. Los futbolistas fueron reclamados continuamente para ser fotografiados o firmar autógrafos.
Mikel Aranburu y Mikel Labaka fueron los hombres más aclamados por parte de los seguidores de la Real y en el Athletic, Joseba Etxeberria. Asier Del Horno también fue uno de los más buscados, pero todos ellos firmaron sin parar y se fotografiaron continuamente con todos los aficionados que se acercaron.
Una de las anécdotas más curiosas la protagonizó Mikel Etxarri, que se reencontró con un amigo suyo y con su hijo, quien dio muestras de un euskara con acento azkoitiarra más que perfecto y un castellano al estilo venezolano.
La gran victoria obtenida ante la Vinotinto fue el tema más repetido en las conversaciones. Según comentaron, el partido entre Venezuela y Euskal Herria pudo presenciarse en directo a través de pantallas gigantes y los seguidores se emocionaron con el resultado al comprobar el potencial que atesora su equipo.
«Sentirse más vascos»
La visita sirvió para realzar el orgullo y sentimiento de la diáspora vasca. En este sentido, el presidente de la Euskal Etxea, Pedro Arriaga, señaló que debido a la visita de la selección se ha producido «un movimiento masivo de toda la comunidad vasca de Venezuela que se ha desplazado hasta Caracas. Desde el día de ayer que vimos el juego ha sido como realzar todos los sentimientos que tenemos aprendidos cada uno de nuestros padres, madres e hijos y de sentirse más vascos gracias a esa pequeña ayuda que nos dio la selección al venir a Caracas. Nos ha servido para demostrar que seguimos siuendo vascos y lo seguiremos siendo».
Arriaga explicó, del mismo modo, que intentan mantener sus raíces, pese a estar tan lejos de Euskal Herria gracias «a la enseñanza de nuestros padres. Nos sentimos muy venezolanos porque es la tierra que nos ha dado la vida, pero todos los días nuestros padres nos enseñan las costumbres, la comida, la forma de ser, dias típicos... en definitiva, la cultura, que la tenemos siempre muy presente».
La presencia de personas conocidas de la comunidad vasca en Venezuela también fue importante. El ex tenista venezolano de origen vasco Iñaki Calvo, el presidente de la Federación de Pelota Joseba Barreda y muchos de los pelotaris que compiten con la selección de Venezuela, como el puntista Xabier Kintana, estuvieron en el recibimiento. La delegación de ESAIT que ha estado en Venezuela durante estos días también asistió a la recepción.
Los niños fueron los que mejor se lo pasaron. Tras conseguir las fotos que consideraron oportunas, y antes de que la expedición vasca se marchara, tuvieron la oportunidad incluso de disputar un partidillo frente a sus ídolos. Aduriz, Mikel Alonso e Iraola se animaron a jugar con los niños, con Manolo Delgado ejerciendo de delantero. Los chavales se lo pasaron en grande y todos trataron de demostrar cuánto les gusta el fútbol y que saben jugar a este deporte frente a sus deportistas favoritos.
Tras disfrutar de una cena con barbacoa incluida y llevarse a cabo un intercambio de placas entre la Federación y la Euskal Etxea, aparte de los discursos de rigor, se dio por concluido el recibimiento. El buen ambiente que se respiraba hizo que algunos decidieran quedarse, mientras otro grupo optó por regresar hacia el hotel.