La galería de arte Beittu de Durango -Montevideo etorbidea, 23- abrió sus puertas en 2001. Con el amplio bagaje obtenido durante estos seis años de andadura, los responsables de la sala han decidido emprender una nueva etapa centrada sobre todo en la edición de obra gráfica.

«Hace seis años empezamos con dos actividades: la expositiva y la relacionada con la edición de obra gráfica, con la producción de imágenes», recuerda Raquel de Castro, directora de Beittu. Desde entonces, un número importante de artistas ha confiado en esta firma a la hora de encargar series de sus creaciones.

Beittu emplea como técnica la serigrafía. «Nosotros nos venimos encargando de la producción de la imagen, trabajando en el taller en colaboración con el artista», explica De Castro. Además, ocurre que, en ocasiones, el material sobrante sirve a los autores para acometer nuevas propuestas. «A Luis Candaudap le hicimos una edición y, después, se valió de unas pruebas serigráficas que no iban en la edición, las utilizó como fondo para pintar encima e hizo monotipos». Es una práctica habitual que el artista manipule los ejemplares que quedan fuera de la edición porque tienen algún fallo. El resultado es una obra única, aunque, lógicamente, con un valor inferior al de un cuadro o una acuarela.

Obra más barata

Hay quien únicamente busca obra exclusiva. Sin embargo, existe otro tipo de público que, en lugar de gastarse tanto en un solo cuadro, prefiere adquirir obra más barata, obra seriada, lo que le permite poseer una colección más variada.

«Después de seis años, nos vemos fuertes en ese campo y hemos decidido reducir el número de exposiciones y dedicarnos a la edición», señala la directora.

Primero con una exposición al mes y más recientemente con una muestra cada dos, por la galería han ido pasando artistas dedicados a las distintas ramas artísticas. Recuerda especialmente a Juan Luis Baroja Colet como uno de los creadores más completos: «Es escultor, pintor y grabador. Vino en 2002, con una maravilla de exposición que contenía desde escultura pública enorme, hasta pequeñas piezas para poderse llevar a casa, grabado y collage».

Con el inicio de esa nueva etapa, la galería Beittu limitará sus exposiciones a una o dos al año. El viernes inauguraron una nueva muestra con los trabajos de una decena de artistas.

En la sala se pueden admirar las últimas serigrafías de José Antonio Azpilicueta. El artista trabaja imágenes cercanas al cómic. Azpilicueta es aficionado a la pelota y no ha dejado de llevar a esta cita dos de sus paisajes en los que recrea sendos frontones.

Alfonso Gortazar reflexiona sobre el proceso creativo. En uno de sus cuadros se puede ver a un pintor, en una chabola algo esperpéntica, enfrentado a un lienzo en blanco.

La eibartarra Esperanza Zabala presenta un grupo de imágenes muy divertidas, con un trazo suelto y colores atrevidos. En otro extremo se sitúan Luis Candaudap, Gonzalo Jauregi y Juan Mieg, con propuestas más sobrias.

Marta Cárdenas exhibe dos series, una en la que predomina el color blanco, titulada ``Mediterránea'', y otra en la que se arriesga con el negro.

También está representado Fernando de Vicente, con obras de colores vivos y motivos de reminiscencia orgánica enfrentados a formas geométricas que juegan con lo tridimensional y las ilusiones ópticas.

Amagoia Ruiz ha llevado una serigrafía en la línea de op-art, con la que experimenta en la actualidad. La artista guipuzcoana ya protagonizó en esta sala una exposición individual en la que utilizaba ilusiones ópticas y contrastes, interesada en la reacción del ojo ante la agresividad del color.

Por último, el trabajo de Dámaris Pan titulado «Ich will einen baum essem'' (quiero comerme un árbol) completa esta muestra con una producción con un tono algo infantil.

La muestra permanecerá abierta hasta el 31 de julio.