CRÓNICA Trabajo clandestino
Artimaña de la subcontratación para ganar más y eludir responsabilidades
na tarde, la del pasado jueves, más o menos normal en el Tribunal de Gran Instancia de Baiona. sin embargo, entre los temas a tratar destaca uno por lo inhabitual por estos lares. U
Arantxa MANTEROLA
Dos empresas dedicadas a la construcción de viviendas -France Concept y Baticorps- han sido convocadas por el juez tras ser procesadas en base a la demanda depositada contra ellos por cuatro trabajadores. Los representantes de las empresas han acudido. No así los demandantes, ni tampoco lo harán porque hace meses que los expulsaron del territorio francés por no tener la documentación en regla. Formaban parte de ese sector que ha venido en llamarse los «sin papeles».
El asunto se remonta a hace un año. Una conocida empresa del sector de la construcción, el grupo Patrice Pichet junto a su filial Promobat, consigue el contrato de una obra en Kanbo. Se trata de construir un edificio residencial. No obstante, no es ella quien va a ocuparse de hacer el trabajo porque, siguiendo una práctica cada vez más frecuente en el sector, va a subcontratarla a otra empresa: France Concept. Una sociedad `bidón' que no cuenta en plantilla más que con un gerente y un co-gerente pero que, a su vez, va a subcontratar el encargo recibido de Pichet a la sociedad Baticorps.
Desde París
Es esta última quien se encarga de encontrar y contratar varios trabajadores clandestinos en París y de trasladarlos hasta Euskal Herria. Una vez en el lugar, la sociedad France Concept reaparece en escena e instala a los trabajadores en un hotel, se encarga del avituallamiento dándoles el dinero justo para la comida y también de llevarlos a la obra y devolverlos al hotel tras finalizar la jornada.
Los trabajadores no habían cobrado ningún sueldo, cuando tras varias semanas de trabajo, la Policía se presentó en la obra, al parecer alertada por una llamada anónima que denunció las condiciones ilegales en las que se encontraban los operarios. Resultado: nueve trabajadores sin contrato detenidos. Cuatro de ellos, procedentes de Kurdistán, no poseían papeles por lo que fueron llevados a un centro de retención desde donde en setiembre pasado fueron expulsados a Turquía.
Mientras se encontraban detenidos, los cuatro trabajadores denunciaron las condiciones laborales en las que fueron contratados y depositaron sendas demandas contra la empresa contratante.
Que venga Pichet
El caso iba a ser examinado el pasado jueves pero los abogados de los cuatro trabajadores expulsados solicitaron al juez que aplazase la audiencia ya que consideraban que el primer responsable en este batiburrillo de subcontratas, es decir, el grupo Pichet debía ser convocado por el Tribunal. Este accedió a la petición y una nueva audiencia ha sido fijada para el próximo 20 de setiembre.
Además de los cuatro demandantes, también LAB se ha constituido en acusación particular en solidaridad con los mismos. El sindicato abertzale considera que los trabajadores fueron «explotados en unas condiciones escandalosas» por la empresa y que se les había «encerrado en un hotel, sin apenas dinero y con una dependencia total para sus necesidades cotidianas. Por si esto fuera poco, una vez conocida su situación, fueron víctimas de la ley Sarkozy y expulsados pocos días después».
LAB coincide con los abogados defensores en que los responsables del grupo Pichet eran sabedores y «totalmente conscientes» de lo que ocurría en la obra. Una de las abogadas, Laurence Hardouin, manifestaba en la antesala del propio tribunal que la empresa sabe que si subcontrata algún trabajo, es responsable de que la sociedad subcontratante cumpla con todos los requisitos legales, incluso, en lo que respecta a las condiciones laborales de los trabajadores que emplea.
Cinismo
La letrada incidía, además, en el cinismo del que ha hecho gala el grupo y es que, bajo la excusa de que France Concept no había respetado la ley en cuanto a contratación laboral, no ha abonado a esa sociedad los trabajos efectuados: «Pichet gana dos veces, una porque no ha pagado a su subcontratante, por lo que esa fase del trabajo no le ha costado nada, y otra porque va a cobrar por ellos a la promotora que le encargó la construcción de las viviendas».
Añadía que, de hecho, no era la primera vez que la constructora se veía envuelta en un asunto como éste: «Pichet ya había trabajado anteriormente con France Concept y sabía perfectamente que esa sociedad no puede garantizar la realización de las obras. Hace algún tiempo, en el sudeste de Francia, tuvo un asunto parecido pero entonces se las arreglaron para que no llegara hasta los tribunales.
Esta vez parece que no lo va a tener tan fácil. La reacción de los cuatro trabajadores reclamando sus derechos y la intervención de un sindicato de trabajadores se lo han puesto un poco más complicado. Habrá que ver hasta qué punto se implica el Tribunal. En su mano está pronunciar una sentencia ejemplarizante para, cuando menos, poner freno a estas prácticas que pueden calificarse de nuevo esclavismo.