Rigoberto Urán sólo ha necesitado cinco meses en el campo profesional para hacerse con una victoria Protour, después de haber estrenado su palmarés en la Euskal Bizikleta, en la famosa contrarreloj finalmente suspendida por la tormenta que se abatió sobre Abadiño.

A sus veinte años y en prácticamente su primera vuelta por etapas, el colombiano ha estado con los mejores en numerosas ocasiones -fue décimo en Crans Montana, sin ir más lejos-, aunque fue ayer cuando le acompañó la inspiración. Y la fuerza, porque saltó del pelotón prácticamente bajo el banderín rojo del último kilómetro para acabar firmando una victoria que, a buen seguro, agradecerán en un equipo como Unibet.

Junto a Urán, el protagonista del día fue Carlos Sastre. Formó, junto a otros diez corredores, parte de la escapada del día. Ciclistas de garantías y sin mucho que decir en la general, lo que hizo pensar que la fuga tenía muchos visos de éxito. Pero el pelotón no estaba por la labor y apenas permitió que su ventaja superase los tres minutos.

Sastre no se resignó y acabó abandonando también a sus compañeros de escapada -Alessandro Ballan apenas aguantó unas pedaladas a su vera-. No le sirvió de nada, porque, más tarde que el resto, a sólo seis kilómetros de la línea de meta, pero también acabó siendo cazado por el grupo.

La jornada no resolvió nada en la general, que queda a expensas de lo que suceda en la última etapa, una contrarreloj de 34 kilómetros en Berna, en la que puede suceder de todo.

Y es que los cinco primeros clasificados se encuentran en un lapso de medio minuto, lo que convierte al nombre del vencedor en una incógnita.